Un doblete de Robert Lewandowski y un tanto de Pedri González en 39 minutos, al que se sumó otro doblete más de Pablo Torre en la recta final, le bastaron al Barcelona para solventar el duelo contra el Sevilla (5-1) en el regreso de Gavi y seguir en solitario al frente del campeonato.
Fue una goleada para empezar a pensar en lo que viene: dos grandísimos partidos ante Bayern de Múnich y Real Madrid, que servirán para calibrar el punto de cocción exacto del equipo de Hansi Flick.
El Barça se gusta y gana por la vía rápida - Foto: Alberto Estévez
El Barcelona se sigue gustando. Sabe a lo que juega, le sale todo, recupera jugadores y llega al primer momento culminante de la temporada en la mejor disposición.
El Barça se gusta y gana por la vía rápidaTodo son buenas noticias para el equipo de Flick, que tiene los automatismos aprendidos, los futbolistas para jugar a lo que quiere y, además, va recuperando efectivos cada partido que pasa.
Si a todo ello se le suma el estado de gracia de su línea de delanteros, la solvencia en la recuperación y la precisión quirúrgica de la defensa marcando la línea, se puede entender la sonrisa del barcelonismo.
La imagen del equipo es el momento de Robert Lewandowski (12 goles en 10 partidos) y el desborde de Lamine Yamal, pero también los galones de Raphinha, que forzó el penalti que abrió la lata.
Enfrente se vio a un Sevilla desnaturalizado. El equipo de Francisco Javier García Pimienta, acostumbrado a dirigir las operaciones sobre el verde, se encontró en Montjuïc persiguiendo el balón y eso fue la peor noticia para poder solventar la papeleta.
Salvo una acción de Lukébakio, en el minuto 9, en el que el delantero mostró su potencia y no acertó, los hispalenses no aparecieron en el primer tiempo; y en el segundo, aparecieron en cuentagotas.
Flick tuvo que improvisar su once en el último momento con la lesión de Eric García en el calentamiento. Para sorpresa de todos, en vez de poner en juego a un centrocampista, le dio la oportunidad a Ansu Fati y retrasó a Raphinha en la medular.
Pero dio igual, porque el Barcelona sigue funcionado como un reloj. Da la sensación de que da igual quien juegue. Pese a las buenas sensaciones, los azulgrana abrieron el marcador desde el punto de penalti, en una acción de Peque sobre Raphinha.
Anotó Lewandowski desde el punto de penalti en el minuto 23 (1-0) y el partido ya fue cuesta abajo para los catalanes. En cuanto el Sevilla intentó jugar un poco más arriba, los azulgrana encontraron más espacios y sus delanteros se lucieron.
De hecho, en una transición llegó el 2-0. Fue una jugada colectiva, con un pase en profundidad de Lewandowski al espacio sobre Lamine, no controló Kounde y Pedri, con una rosca, puso el segundo en el tanteador (min. 28).
Seguía el Barcelona recuperando cerca del Nyland, el Sevilla buscaba alguna contra, pero el partido estaba en cada momento donde quería. En el 39, un latigazo de Raphinha lo desvió Lewandowski y el partido ya estaba decidido (3-0).
En la segunda parte, la duda estribaba en cuánto tiempo tardaría Flick en empezar a cambiar piezas y a reservar jugadores para los compromisos futuros ante el Bayern de Múnich y el Real Madrid.
Pero mientras tanto, Lamine volvió a lucirse nada más empezar el segundo acto. Con un remate con el exterior que obligó a Nyland a firmar una parada de foto y después con una asistencia a Raphinha que acabó en gol, anulado por fuera de juego.
El Sevilla, pese al 3-0 no le perdió la cara al partido, y adelantó sus líneas, mientras que el Barcelona pareció levantar el pie del acelerador y Flick empezó con las rotaciones. Puso a Pau Víctor y Fermín por Raphinha y Lewandowski en el 66.
Hacía mucho que el partido estaba finiquitado y los aficionados ya estaban para estas cosas, como para aplaudir cuando Gavi, en el minuto 64, salió a calentar. En Montjuïc la mayoría estaba pendiente de cuándo iba a salir el sevillano.
Pero antes saltaron al campo Pablo Torre y Gerard Martín. El cántabro anotó el 4-0 en el minuto 82 y uno después Gavi volvió a vestirse de corto. La última vez que lo hizo fue el pasado 7 de noviembre.
Al final Idumbo descontó en el 87 y se estrenó como goleador del primer equipo y Pablo Torre cerró el marcador con un lanzamiento de falta. Ganó el Barça y ya piensa en lo que viene. En unos días, los de Flick calibrarán ante el Bayern Múnich y Real Madrid su estado de ánimo, si su fútbol da para medirse a los mejores.