La cercanía del Carnaval vira el foco hacia el Casco Viejo. A lo dinámico que fue este barrio hasta finales de los años noventa del pasado siglo, punto de encuentro de generaciones en míticos establecimientos sorianos, no solo durante los días de desfiles de disfraces, sino a lo largo de todo el año. Aunque en los últimos tiempos, en esta zona se han ejecutado proyectos y obras que contribuyen a su revitalización y, de alguna forma, a su repoblación, desde la Asociación de Vecinos del Casco Viejo consideran que aún queda por hacer, aunque valoran las inversiones municipales llevadas a cabo, así como las que están previstas. Reunidos en su sede, en el antiguo Cafetín La Luna, una representación de este colectivo aborda con El Día de Soria cuál es, a su juicio, la realidad de esta área urbana. Coinciden en que las claves para que se produzca un cambio integral pasan por la prohibición del tráfico en sus calles, dar una solución definitiva a la falta de aparcamiento e impulsar la rehabilitación de viviendas. También apuntan a una limitación de la expansión de los pisos turísticos en el centro histórico, ya que consideran que puede ser un factor que disuada a futuros moradores del centro de la ciudad.
David San Andrés (presidente de la Asociación de Vecinos del Casco Viejo); Mónica Giménez; Andrea San Andrés; Belén Catalán; Alberto Lázaro; Cristina Millán; y Toñi López acuden a esta cita. Y la pequeña Lucía. Todos ellos, de una u otra forma, siempre han tenido un vínculo con el Casco Viejo, aunque no hayan residido siempre aquí. Porque, ¿dónde está el límite espacial del barrio? Para el Ayuntamiento de Soria el centro histórico va desde la muralla medieval hasta Santa Clara, un radio aproximado de 12.000 metros cuadrados en los que se han programado los proyectos financiados por la Estrategia EDUSI y los fondos Next Generation [ver páginas siguientes]. Para la asociación, el Casco Viejo termina en las ruinas de San Nicolás y «por arriba» desde la plaza de Bernardo Robles (Mercado Municipal), la calle Sanz Oliveros... hasta el antiguo Conservatorio de Música, aproximadamente, calculan. «No toda la calle Real es casco antiguo, es hasta San Nicolás», reiteran. El punto de referencia también es la Cuadrilla de Santa Catalina. De hecho, cuando inició su andadura la asociación vecinal en el año 2013 se reunían en este local. «Pero tampoco coincide con el mapa», sostienen, aún menos desde la reordenación de las cuadrillas del año pasado.
REIVINDICACIONES. «Lo primero que hay que hacer es quitar el tráfico de estas calles, abrir locales, una farmacia, un banco... No puede ser que haya bares y estén pasando coches. Y apenas hay vivienda para comprar o alquilar», abunda el presidente.
Advierten de que un número considerable de viviendas de las calles Real y Zapatería, y aledaños, están «medio caídas» y de los solares ocultos con trampantojos. «Y eso no es atractivo» a la hora de elegir un barrio para desarrollar un proyecto de vida. «Eso de que la que administración no puede actuar porque es propiedad privada... En otros sitios se hace», cuestiona Alberto.
En este sentido, valoran el proyecto financiado con fondos EDUSI (1,6 millones) en el Trinquete, donde están construyendo doce viviendas para el alquiler joven y dos locales, aunque el Ayuntamiento de Soria aún no ha concretado cuál será la fórmula de arrendamiento. «Pero es bueno. Lo que queremos es que el barrio se llene de vida y de niños, porque el Casco Viejo se asocia a gente más mayor», sostiene Belén.
Mónica reitera que tampoco favorece la proliferación de pisos turísticos en el centro de la capital soriana, algo que puede ser otro elemento que «eche para atrás» a potenciales compradores de vivienda en el Casco Viejo. También en este punto lo enlaza con el problema del tráfico: «Los turistas entran con los coches, no saben y se preparan líos importantes. A ver, en estas calles tampoco es mucho el mercado de vivienda, en cuanto sale un piso a la venta, no dura nada».
Confían en que el modelo de peatonalización municipal dé un vuelco al Casco Viejo, aunque después de décadas de reivindicaciones, también de «olvido», prefieren esperar a «ver cómo se queda» y comprobar los resultados. «Hasta que no esté terminado todo lo que está proyectado...», reiteran.
Otra de las aportaciones del colectivo vecinal es la necesidad de potenciar el comercio. Mónica es la tendera de la zona (El Colmadito) y cree que es un buen lugar para montar un negocio de antigüedades, establecimientos de 'souvenirs' -«están todos en El Collado»-, de ropa de segunda mano... «Esa esencia de los cascos históricos que te encuentras en otras ciudades», opina. «Y en otras ciudades también son típicos los bares de pinchos», añade Cristina.
Sale de nuevo a relucir dar una solución a la problemática del tránsito de vehículos por las estrechas calles del Casco Viejo, otra clave para promover negocios comerciales.
Como ejemplo, colocaron unas jardineras en la plaza Fuente de Cabrejas para impedir el estacionamiento de coches y «desde que ya no se puede, funciona muy bien el bar Underground», uno de los tres que resisten abiertos.
«Hay que quitar el tráfico, sí; pero dar también facilidades para el aparcamiento, porque hay gente que no viene a vivir aquí por eso. Parece que habrá plazas para vecinos en los aparcamientos de Doctrina y la plaza Mayor... ya se verá», matiza Belén. Aún así, hasta el futuro párking de la calle Doctrina «son diez minutos andando» desde la calle Real, advierte Alberto. «Está claro que un casco antiguo tiene sus dificultades», admite.
CULTURA. Andrea San Andrés Lázaro, cuyo nombre artístico es Heroína Punk, ha mostrado su obra fotográfica y pictórica recientemente en una exposición en el local de la sede de la Asociación de Vecinos del Casco Viejo (calle Zapatería, 11). Una de las ideas en ciernes de este colectivo y, en particular, de esta artista del barrio es convertir este punto en un lugar de referencia para la cultura, para cualquier disciplina. De hecho, la joven soriana plantea la posibilidad de impartir talleres artísticos en este emplazamiento.
Por otra parte, Josu Martín, otro de los integrantes de la asociación, avanza en la organización de un ciclo de cine de los años noventa, de aquellas películas que marcaron a una de las generaciones que vivieron su juventud en los locales de ocio del Casco Viejo. De la mano de la profesora de la Escuela de Arte y Superior de Diseño de Soria y responsable de comunicación del Cine Club de la UNED, Susana Soria, están pergeñando esta iniciativa a la que prevén darle forma próximamente. Sin duda, será un punto de reunión para recordar el pasado de estas calles del centro de la ciudad.
11 AÑOS. La Asociación de Vecinos del Casco Viejo surgió en el año 2015, precisamente para dar a conocer las carencias de este barrio histórico que, con el paso del tiempo, se fue deshabitando y la decadencia de sus edificios fue a peor. En un principio, se reunían en el local de la Cuadrilla de Santa Catalina, que sigue siendo un punto de referencia para este vecindario. Con posterioridad, la Diputación de Soria les cedió el local que ocupan el actualidad, que conserva la estructura de uno de los bares de referencia de los tiempos de esplendor del Casco Viejo como fue el Cafetín La Luna.
Evidentemente, vivir en el Casco Viejo no es solo un cúmulo de inconvenientes, destacan sus moradores y representantes del colectivo vecinal. La singularidad de sus edificios y residir en un barrio con tanta historia, sin duda, aporta un atractivo que no se encuentra en las nuevas zonas residenciales de la ciudad de Soria. Y, por supuesto, la proximidad con El Collado y la plaza Mayor es otro punto a favor.
PREPARANDO EL CARNAVAL. La actividad se ha acentuado en estos días en la sede de la Asociación de Vecinos del Casco Viejo, que cuenta con un centenar de socios y están previstas nuevas incorporaciones. Los preparativos de los disfraces avanzan, ya que la esencia carnavalera pervive. Muestran a El Día de Soria algo de lo que ya han confeccionado, pero prefieren guardar el secreto para evitar imitaciones. Alberto Lázaro recuerda que el primer año se disfrazaron de zombies como «un guiño» para mostrar la situación del barrio. Desde que inició su camino la entidad hace más de una década, también se han retomado las fiestas del barrio en septiembre. «Un día la verbena se hace en la plaza Mayor y otro en Fuente de Cabrejas, que son los dos puntos de referencia», señala el presidente, David San Andrés.