No es un milagro (machadiano) de la primavera, sino el fruto de la primera colaboración entre el Ayuntamiento de Soria y el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco) para el regreso del olmo a la capital soriana. Un centenar de ejemplares resistentes a la grafiosis ya han sido plantados en distintos puntos de las márgenes del Duero como el paseo de San Saturio, el de San Prudencio o incluso el aparcamiento de la actual depuradora de la ciudad. Los plantones proceden del Centro de Recursos Forestales Puerta de Hierro de Madrid, donde desde el año 1986 se trabaja en un proyecto de investigación nacional en pro de la conservación y resistencia genética de esta especie arbórea que la grafiosis casi erradicó de la Península Ibérica. Los árboles cuentan con unos 1,5 metros de altura y, de momento, están sustentados por unos protectores de plástico que también les servirán de guía hasta que sus troncos adquieran mayor consistencia.
La concejala de Medio Ambiente en el Ayuntamiento de Soria, Yolanda Santos, espera que esta plantación sea un primer paso y que «podamos traer más olmos resistentes de cara al año que viene». Porque, asegura, además de ser un árbol precioso, era una especie profundamente arraigada no sólo en la capital, sino también en toda la provincia. «Siempre había un olmo en las plazas y bajo su copa tenían lugar las reuniones del concejo y se adoptaban las decisiones importantes», relata Santos. Aunque en la capital, prosigue, dos famosos olmos están muy vinculados a la cultura: el árbol de la música del parque de La Dehesa, que tras muchos cuidados, murió en 1992, y el ejemplar en el que se inspiró Antonio Machado para componer uno de sus poemas más conocidos, A un olmo seco.
en su hábitat. Para esta primera plantación de 'ulmus minor' resistentes se ha escogido la (machadiana) ribera del Duero por ser «un espacio» de hábitat muy afín a esta especie, aunque desde el Consistorio soriano se quiere también introducir este emblemático árbol en otros puntos de la ciudad. De hecho, el proyecto de humanización y renaturalización de las travesías incluye el sembrado de algunos ejemplares de esta especie entre los casi 1.000 árboles nuevos que se incorporarán en las dos intervenciones entre las avenidas de Valladolid y Eduardo Saavedra, así como la carretera de Logroño y el acceso a la de Zaragoza. En este caso, no obstante, dado el gran porte que llegan a alcanzar los olmos adultos, tienen que seleccionarse muy bien los lugares en los que se colocarán y, en este sentido, las nuevas glorietas que regularán el tráfico en las intersecciones viarias se perfilan como una ubicación ideal. «Son árboles que se hacen muy grandes. No se pueden poner en una acera», apunta con sentido del humor Santos. De buscar la ubicación más adecuada para cada espacio y de elegir las especies que mejor se adaptan a los entornos urbanos se ocupa una comisión especial dentro del proyecto de las travesías, un grupo de trabajo en el que están representados el Ministerio y el propio Ayuntamiento. «Los árboles forman parte de nuestro paisaje», insiste la concejala de Medio Ambiente, pero hay que evitar los que producen daños «en aceras y tuberías». Eso es lo que ha motivado la tala de muchos ejemplares en Eduardo Saavedra y aledaños. Santos reconoce que la corta de estos ha ocasionado «un impacto brutal», pero conmina a esperar a que se complete la actuación y se efectúen las nuevas plantaciones arbóreas. Las sabinas, los cerezos e incluso los tilos tendrán un papel protagonista en la nueva masa vegetal urbana jugando con las especies autóctonas e incluso apostando por la biodiversidad con la siembra de matorrales y rastreras para dar cobijo también «a los pájaros».