La evolución humana como la conocemos ha terminado, y la supervivencia de la especie pasará por adaptarse y fusionarse con la tecnología y la inteligencia artificial, en un proceso de «deshumanización». Así lo asegura el arqueólogo Eudald Carbonell, que acaba de publicar su nuevo ensayo, De la caverna al cosmos. Nuevos horizontes para la especie humana (Ara Llibres).
«La evolución humana, tal como la conocíamos, ha terminado. A partir de ahora entramos en una nueva fase marcada por la singularidad del transhumanismo. Nos estamos transformando de manera definitiva, y con ello comienza un proceso de deshumanización», señala Carbonell (Ribas de Freser, Gerona, 1953).
A finales de siglo pasado, el hallazgo de dos dientes humanos enriqueció el conocimiento científico sobre la prehistoria y fue entonces cuando Eudald Carbonell, junto a su equipo de investigadores, descubrió la especie Homo Anteccesor en la Sierra de Atapuerca, en Burgos, considerada como el homínido más antiguo de Europa.
Con este hito, la carrera de Carbonell despegó como prehistoriador, arqueólogo, antropólogo, geólogo y paleontólogo.
Ahora, tras décadas dedicadas al estudio del pasado, traslada «el conocimiento al pensamiento» para aplicar su bagaje histórico en reflexionar sobre el porvenir.
Su nuevo ensayo, es un claro ejemplo de su mirada más futurista, pues sus páginas ayudan a comprender los cambios del presente y a imaginar los retos del mañana.
El arqueólogo ha detallado que, una vez terminada la evolución humana, uno de los procesos por los cuales pasará el humano es la «transhumanización».
«Es una etapa en la que dejaremos atrás muchas de nuestras características actuales, transformándonos en una nueva especie fruto de la fusión entre lo biológico y lo tecnológico», asegura.
El arqueólogo asevera que esta transformación implicará mejoras en diversos ámbitos: «Tecnología, conciencia, conocimiento e, incluso, prácticas religiosas». En cuanto a este desafío, Carbonell agrega que «es posible que el lenguaje artificial que usamos hoy desaparezca y sea reemplazado por uno matemático, que se convertirá en el medio principal de comunicación».
En este futuro escenario, Carbonell remarca que en este paso a la transhumanidad, con la fusión entre lo tecnológico y lo biológico, conllevará una «deshumanización», algo que cree que es inevitable: «La deshumanización es nuestro mecanismo de adaptación para poder sobrevivir como especie», sentencia.
Más allá del Homo Sapiens
En el libro de Carbonell se proponen nuevos horizontes que trascienden la soberanía y soledad en la que se encuentra el ser humano actual para convivir en un futuro en que coexistirán cuatro subespecies: los que preservarán su genética original, humanos editados genéticamente, otros diseñados para resistir enfermedades y los cíborgs -un linaje diferente- que integrarán tecnología en su biología.
Carbonell reivindica la diversidad como un elemento esencial para adaptarse a los retos de un mundo en constante cambio y alerta sobre el peligro de la globalización, que podría poner en riesgo esta diversidad. «No veo la globalización desde un punto de vista optimista, ya que nos lleva hacia la uniformización, y eso es un peligro. La diversidad es clave para nuestra salvación, ya que permite que, si una especie falla, haya otras que sobrevivan», añade el arqueólogo, crítico ante este fenómeno.
En este contexto, cita como ejemplo la supervivencia del Homo Sapiens hace 40.000 años, donde había entre cuatro y cinco especies de homínidos que compartían el planeta Tierra.
Maravillado por las escenas de 2001: Una Odisea en el Espacio y las aventuras cósmicas de La guerra de las galaxias concebidas por George Lucas, Carbonell fantasea con una sociedad que abandone la atmósfera terrestre para sobrevivir en el espacio.
El paleontólogo destaca que la humanidad ya ha «conquistado» el planeta tras su expansión desde África hasta América pasando por Eurasia y Australasia, por lo que «el próximo gran reto será la exploración y colonización del sistema solar», subraya.
«Hemos invadido la Tierra hace mucho tiempo, y ahora, inevitablemente, tendremos que marchar al cosmos para garantizar la supervivencia humana de nuestra especie», asegura.
Sin titubear, Carbonell sostiene que la realidad supera la ficción y que, como se ha demostrado a partir de páginas de libros y escenas de innumerables películas, las utopías de futuristas como Julio Verne han terminado convirtiéndose en hitos incuestionables, como la exploración y futura colonización de la Luna.