Antonio González es la gran promesa del ciclismo soriano. El joven de El Royo lleva varios años en el Eolo-Kometa, el equipo fundado por Alberto Contador, y es uno de sus jóvenes valores en categoría sub-23. Este verano apuntaba a ser clave en su progresión, pero una dura caída en San Sebastián le ha privado de competir a su mejor nivel.
El pasado 1 de mayo en un descenso, acababa en el hospital. «Todavía no sé cómo fue», reconoce meses después. «Estaba en una fuga y lo siguiente que recuerdo era estar ingresado haciéndome pruebas», relata. Se fue al suelo a más de 60 kilómetros por hora sufriendo una conmoción y una fractura de escápula. «Bastante poco me pasó», cuenta con sinceridad.
Sus compañeros le dijeron que fue por un boquete que había en la carretera. «Me lo comí y después me golpeé contra el quitamiedos», explica según le contaron. «La lesión fue mínima teniendo en cuenta las circunstancias, pero tenía muchos golpes por el cuerpo», comenta.
Tras cinco semanas de recuperación volvía a competir y en poco tiempo conseguía dos Top 10 en las Vuelta a Salamanca y a Galicia. Puede que decir que ha vuelto a nacer es exagerado, pero deportivamente, ha renacido.
Recuperación. Tras la caída, Antonio González tuvo tres semanas de reposo absoluto. «Lo único que hacía era ir al hospital a curarme las heridas", cuenta. «Tenía el brazo en cabestrillo, pero la verdad es que no me dolía nada», cuenta con sinceridad. El mes de mayo estaba prácticamente perdido y con él su gran oportunidad de brillar en el Giro de Italia Sub-23. «Era el gran objetivo», lamenta.
El siguiente mes fue el de la vuelta a la normalidad. «En esa etapa comencé con el trabajo en el rodillo, ratos en los que caminaba y un poco de gimnasio», enumera el ciclista de El Royo. «Después ya comencé a rodar en carretera, pero el principio me costaba», analiza. En sus primeras carreras no se veía fuerte para conseguir grandes resultados, pero Italia fue casualmente el lugar donde volvió a verse con los mejores ciclistas de su categoría.
Competición. En pleno mes de julio, Antonio González partía a tierras italianas para participar en el Giro del Valle de Aosta. «Es una prueba de cinco días durísima en Los Alpes», afirma. «Sinceramente, no pensaba ni en que fuese a acabar la primera etapa», añade con humildad. Terminó cada una de las jornadas y lo hizo con grandes sensaciones. «Fue como una puesta a punto», sentencia.
A partir de ese momento, todo fue a mejor. Agosto y septiembre pasaron volviéndose a ver con los mejores y ahora mira a la siguiente temporada con su gran sueño como objetivo claro. «Después de este año quiero competir como profesional», anuncia. «Tiene que ser así si consigo hacer lo que quería este verano», asegura con convicción.
Para eso tiene que «ser regular». No se trata de ganar etapas. «De poco vale brillar un día si después desapareces 20», analiza. «La idea es siempre estar arriba, empezando por ese Giro de Italia que me perdí en este verano», cuenta de nuevo. Esa es su gran 'espinita'.
A sus 19 años, Antonio González quiere dar el paso definitivo para ser parte del ciclismo de alto nivel. Tiene piernas y cabeza de sobra para conseguirlo, y espera que este parón solo haya sido una piedra en el camino.