Las autoridades de Filipinas han confirmado este sábado la muerte de al menos siete personas víctimas del terremoto de magnitud 6,8 que azotó el viernes varias regiones de la isla de Mandanao, la segunda más grande y ubicada en el sureste del archipiélago.
Así lo ha confirmado la agencia nacional de emergencias de Filipinas, que ha advertido de que la información de que, en base a la información de la que disponen, la cifra de fallecidos podría aumentar hasta la decena, recoge el diario local Inquirer.
Las autoridades todavía están evaluando el impacto real del terremoto. El Consejo Nacional de Gestión y Reducción del Riesgo de Desastres ha celebrado esta mañana una reunión a la que ha acudido la vicepresidenta del país, Sara Duterte.
El Instituto de Vulcanología y Sismología de Filipinas (Phivolcs) informó el viernes de que el epicentro del terremoto se ubicó a unos 30 kilómetros al oeste de Sarangani, en Davao Occidental, con el hipocentro ubicado a diez kilómetros de profundidad.
Asimismo, recalcaron que no existía amenaza de un tsunami destructivo, aunque sí recordaron que los terremotos de esta magnitud crean "alteraciones inusuales del nivel del mar que pueden ser observadas en costas cercanas al epicentro".