Quintanas Rubias son dos. Pero, en este caso, hablamos de las de Arriba. Allí, en el suroeste de Soria. En línea recta, a pocos kilómetros de mi pueblo, Cuevas de Ayllón (regado en su frondosa ribera por el río Pedro) se encuentra esa villa (porque lo es) a la que Alfonso Fresno, su hermano Felipe y la Asociación Cultural 'Amigos de la Villa', han puesto en línea. Tierra toda ella cargada de historia, a dos pasos de Termancia (Tiermes, para los que en esas tierras nacimos) y de Caracena. Alfonso se empeñó en poner en centro y rótulo de cabecera (y lo está logrando) todo un proyecto en el que participan, activamente, desde el año pasado, un grupo de personas sorianas y de allende nuestras lindes, creativas, implicadas y comprometidas. Objetivo: poner en alerta lo que somos, lo que nos queda, lo que tenemos y lo que falta. Que es mucho. En nuestra Soria vaciada. Y todo ello, con la palabra creativa: El Huerto Poeta. Ahí, se implican y contribuyen, además de los descendientes del pueblo, gentes como Carmelo Romero, Isabel Goig, Ruth Boíllos, Manuel Castelló, Albana Ridruejo, Bernardo Santos, Herminda Cubilla, Mariángeles Maeso, Antonio Delgado, Fermín Herrero, Alberto Arroyo y otros muchos, con la voluntad de dar aliento a la vida de los pueblos que respiran ya lentamente. A veces, voluntarismo y esfuerzo consiguen objetivos nobles. Y este lo es.
¿Y qué es el Huerto Poeta? Se abrió siendo una idea; luego, una realidad. Empezó a cultivarse el año pasado, con el primer encuentro, aunque, como digo, venía gestándose desde hacía unos cuantos años. Como en todo huerto que se precie, hay azada, trabajo, producción, riego, cultivo y fruto. En junio de 2023, pudo percibirse y celebrar la primera cosecha. Allí se plantaron poemas de un numeroso grupo de creadores sorianos y de fuera y se rindió homenaje al amigo que se nos fue, José María Martínez Laseca. Una exposición permanente de textos líricos a lo largo de diferentes itinerarios en Quintanas Rubias de Arriba, que puede visitarse y gozarse.
Este año, se completa con un nuevo encuentro e idea, que han bautizado, positivamente, como 'El chopo de la empatía', completado con el recuerdo de Jesús Bárez. Martínez Laseca y Bárez, dos amigos, activos y comprometidos con la acción humana, con los que hemos convivido desde hace muchas décadas y con tanta amistad que su pérdida se objetiva en el dolor de la ausencia. Pero también en el recuerdo y ejemplo de su quehacer, de su obra y de su compromiso.
Dicho y hecho: este 8 de junio, volverán a juntarse en este pueblo soriano numerosas personas alrededor de la poesía y con un activo programa, objetivos varios y compartidos en esta segunda jornada cultural. Isabel Goig y Manuel Castelló darán la bienvenida a las 11 de la mañana y Carmelo Romero lanzará su pregón. Quien esto firma, escribe este artículo que se leerá a los asistentes. Luego se visitará el Huerto Poeta, recitará Ángel Jodra, cantará Herminda Cubilla la 'Oda a nuestra tierra' y se disfrutará del brindis poético con Ellen de Vries y Carlos Aranda. El Chopo de la empatía. La Naturaleza y la capacidad de compartir.
El chopo, ese árbol que florece en nuestros ríos, en su verde atractivo, que recogerá poemas en gallego (Eduardo Pondal), en vasco (Joxean Artze) y en catalán (Joan Margarit), como símbolo de que la palabra acerca, tiende lazos, comunica, crea y respeta. Cuatro lenguas, en otras tantas obras poéticas españolas que enriquecen. Ese ha sido el noble objetivo de este año en el Huerto Poeta que Alfonso se ha marcado y conseguido. La empatía, esa capacidad humana que nos abre la puerta a percibir la plural realidad desde perspectivas nuevas, compartidas por y con «el otro». Poemas ahí sembrados y abonados, en esa pequeña villa del suroeste de Soria, compuestos por maestros del oficio en el oeste, en el norte y en el este de este país nuestro. Identificación desde el chopo como soporte emisor de la empatía social humana. Interculturalidad con el próximo. Conocimiento del otro. Respeto a la palabra. El chopo de la empatía, compartido en libertad.
Realidad tangible fue la empatía en Jesús Bárez. Hombre cultivado y cultivador. En él confluyeron pensamiento y acción. Profesor de Filosofía en el Instituto Machado, fue después un actor imprescindible en la política de Soria. Empatía en intenciones y en objetivos conseguidos. ¿Qué está siendo, si no, Expoesía, uno de los instrumentos, en teoría y en práctica, más notables del ejercicio cultural, y más allá de la cultura, de nuestra ciudad? Empatía de Jesús Bárez, que consiguió acercar a Soria a las otras lenguas de España y dando con ello a conocer nuestra tierra, con lo que eso implica también de bienes prácticos, como atraer turismo de conocimiento, cultura y riqueza. Por Expoesía pasaron escritores en gallego, en vasco y en catalán, en distintos veranos de ese evento. La empatía personal e institucional de Jesús, como persona buena donde las haya y como concejal del Ayuntamiento capitalino que materializaba proyectos que se proponían. Él logró ir más allá de Machado, de Gerardo Diego o de Bécquer, como referentes sorianos y hacer de la poesía lo que ella es. José María Sanz Beltrán, más conocido como el roquero Loquillo, afirmaba hace unos días en una entrevista en la prensa que «la poesía es como la ecología de la Literatura, casi el último reducto…».
Quintanas Rubias de Arriba, Huerto Poeta, el chopo de la empatía, la creación poética en todas nuestras lenguas, aquí unidas. Con el recuerdo de los dos amigos que se fueron pero dejaron mucho en la memoria. Bos dias, egun on, bon dia, buenos días. El Chopo de la empatía en un pueblecito del suroeste de Soria.