Iniesta, al mando de la orquesta

Roberto Morales (EFE)
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El castellanomanchego destacó en las semifinales de 2008 contra Rusia

El exfutbolista del Barcelona - Foto: G. I. / EFE

El gol más importante de la historia del fútbol español, marcado por Iniesta en la final del Mundial 2010, impulsa al recuerdo colectivo de su nombre cuando se habla de la generación de oro. Sin embargo, el de Fuentealbilla no disfrutó, en lo individual, de la Eurocopa hasta la exhibición de semifinales en el Ernst Happel ante la selección de Rusia en 2008. 

Al mando de la orquesta liberada de presión tras espantar los fantasmas del pasado en la tanda de penaltis de cuartos, ya tenía licencia para soñar España. La Roja tumbó a Italia, alejó los temores y derribó el muro. Era el momento perfecto para aparecer e Iniesta no podía fallar a Luis Aragonés, su gran mentor, el que le reclutó para la selección y adaptó al estilo de juego a lo que demandaban esos bajitos amantes del buen trato de la pelota y la posesión.

Tras un año repleto de decepciones en el Barcelona, Andrés llegó débil a su primera Eurocopa. Un virus en los días previos le hizo perder tres kilos y le alejó de un ritmo de competición que le costó recuperar. Era indiscutible para el seleccionador, pero acababa siendo sustituido en cuanto se superaba la hora de partido. Incluso en los igualados cuartos después de ser el único titular que jugó el tercer partido, ya clasificados, ante Grecia.

Necesitaba ritmo, recuperar la chispa y el exazulgrana volvió a ser el jugador que todo el mundo recordaba en unas semifinales que ya pusieron el mundo futbolístico a los pies de España.

Asistió a su socio preferido, Xavi, en el primer gol. Tras ver que al fin no era el primer cambio, desató su mejor fútbol para iniciar la jugada del segundo y el tercer gol asociándose con Cesc. Acabaría siendo elegido como mejor jugador de aquel choque.