El Congreso ha dado su "sí" definitivo a la Ley de Amnistía, una ley que divide a los ciudadanos porque en su día fue una de las condiciones impuestas por Carles Puigdemont para apoyar a Pedro Sánchez. Por tanto, es una ley hecha a beneficio de dos hombres: Carles Puigdemont y Pedro Sánchez. El primero, porque ha conseguido que el Estado de Derecho hinque la rodilla ante él, el segundo porque era el pago que le imponía el primero para convertirse en presidente.
Por eso me sorprende la seguridad y desparpajo con la que los dirigentes del PSOE afirman que la puesta en marcha de la ley de amnistía ha sido un elemento fundamental para que, en Cataluña, haya menguado el voto hacia los partidos independentistas y para su "pacificación".
En mi opinión, la menguante confianza en los partidos independentistas no tiene demasiado que ver con la ley de amnistía, sino con que los ciudadanos catalanes están hartos de que no se dé respuesta a sus problemas reales.
Y los problemas reales de los ciudadanos, en Cataluña y en el resto de España, no son otros que los servicios públicos funciones, la calidad de la sanidad, de la educación, y cuando me refiero a educación es que se disponga de plazas en guarderías y en escuelas e institutos, por supuesto en la Universidad, y que haya becas para que nadie se quede descolgado. Que se empleen los suficientes recursos públicos para la investigación y nuestros jóvenes científicos e investigadores no tengan que emigrar, que los mayores puedan vivir dignamente con la cuantía que reciben por las pensiones, que se invierta en mejorar los transportes, etc, etc, etc.
Pero los políticos independentistas han estado tan ensimismados en ellos mismos y en sus ensoñaciones que se han olvidado de su obligación de dar respuestas reales a los problemas reales.
De manera, insisto, en mi opinión, la ley de amnistía no ha sido un elemento determinante en el resultado de las elecciones y la prueba es que Salvador Illa, durante la campaña electoral sobre todo, habló a sus conciudadanos de como lograr que Cataluña funcione mejor. Ese es el reto al que se tendrá que enfrentar Salvador Illa, si es investido presidente, que yo espero que sí.
Pero no caben engaños: la ley de amnistía no ha servido, ni servirá, para que los ciudadanos catalanes tengan una vida mejor, solo para que, quienes se alzaron contra la legalidad constitucional salgan mejor librados. Es decir, que se perdonen sus delitos, delitos que ellos mismos insisten volverán a cometer y sí, la ley de Amnistía también le sirve a Pedro Sánchez para, salvo que Puigdemont diga lo contrario, seguir siendo el Presidente del Gobierno de España.
Pero ojo, los responsables de la declaración unilateral de independencia en Cataluña en 2017 no solo son los políticos independentistas. Sería injusto no reconocer la responsabilidad de buena parte de la clase empresarial y de la burguesía catalana, siempre mirándose al ombligo, creyéndose más listos que el resto de los españoles y buscando ventajas para sus propios negocios e intereses.
Ahora solo cabe esperar los "efectos" reales de esta ley hecha a medida de los intereses de dos hombres.