Lo que empezaba a ser una tendencia creciente en otros países de Europa ya es una realidad también en España. Las protestas de los agricultores cogen fuerza a raíz de que las organizaciones agrarias y movimientos independientes hayan convocado decenas de actos en las próximas semanas y conseguido el apoyo de otros gremios en torno a un asunto que ya forma parte del debate político.
Unas reivindicaciones a las que ayer se sumaron otros colectivos como, por ejemplo, la Plataforma de Transportistas, que anunció un paro indefinido en defensa de sus intereses ante un sistema que les ahoga por los elevados costes.
Esta pequeña patronal, que paralizó una buena parte de la actividad económica en marzo de 2022 en todo el país con un paro en el sector, todavía tiene que refrendar esta decisión el próximo sábado, 10 de febrero, según anunció ayer.
El temor a que se repitan episodios como en Francia puso también en alerta a la Confederación Española de Transporte de Mercancías (CETM), que exigió al Gobierno que se garantice la libre circulación de mercancías.
De esta forma, se avecina un invierno caliente en el que las concentraciones estarán a la orden del día durante todo el mes de febrero. Asaja, COAG y UPA ya tienen cerradas más de una treintena de protestas por todo el territorio nacional, que darán comienzo a partir de este jueves, en Castilla-La Mancha y en la provincia de Huesca.
La creciente oleada de tractoradas se deja sentir también en cooperativas y tiendas agropecuarias que no abrirán al público como símbolo de solidaridad con su causa.
Cortes
De esta forma, algunas asociaciones independientes cortaron ayer el tráfico de la autovía salmantina en la A-62 y de la N-620 a la altura de Fuentes de Oñoro, que son los dos accesos con Portugal, provocando largas retenciones. Mientras tanto, ministro del ramo, Luis Planas, pidió a la Unión Europea (UE) «escuchar» y dar soluciones y apoyo a los agricultores.
«Yo creo que es un momento particularmente complicado, pero saldremos de él», aseguró el titular de Agricultura tras su reunión con Asaja, COAG y UPA sobre que Europa no ha sido capaz de dialogar con el mundo rural.
La crisis climática, que ya afecta a regiones como Cataluña y Andalucía, puede ser un factor clave en contra de la producción agrícola.
El rechazo a las exigencias de las políticas «verdes» y de los acuerdos comerciales han prendido la mecha de un colectivo que parece tomar el relevo de lo ocurrido semanas atrás en Francia, Alemania, Italia, Polonia o Bélgica.