Cuando Paul Newman llegó al cine nadie creyó que fuera a durar mucho. El firmamento de estrellas ya estaba lleno con actores de su mismo rango, como Marlon Brando o James Dean, y a él solo le consideraron un pobre imitador. Pero sus bellos ojos azules y la calidad de sus interpretaciones enamoraron al público de medio mundo y este eterno galán supo ganarse su sitio en el séptimo arte.
El próximo 26 de enero se cumple el centenario de su nacimiento y TCM quiere celebrarlo dedicando íntegramente la programación de ese día y la del sábado 25 a esta grandísima estrella con la emisión de algunas de sus películas más famosas e inolvidables. Una selección de títulos que incluye, entre otros, Dulce pájaro de juventud, Dos hombres y un destino, El coloso en llamas o Veredicto final.
Newman estudió artes escénicas en la Universidad de Yale gracias a una beca del Ejército y se sumergió en el método Stanislavski en el Actor's Studio de Nueva York. Debutó en el cine en 1954 en El cáliz de plata y, dos años después, conseguía uno de sus primeros éxitos con Marcado por el odio, en el que daba vida al boxeador Rocky Graziano. Pero si hubo una cinta que le hizo saltar a la fama fue La gata sobre el tejado de zinc, junto a Elizabeth Taylor.
Sus mayores éxitos llegaron en la década de los 60: El buscavidas, Un hombre, Harper, investigador privado o Dos hombres y un destino, donde compartió cartel con otro de los galanes de entonces, Robert Redford. Fue también en esos años cuando se puso por primera vez detrás de las cámaras dirigiendo su primer film, Raquel, Raquel, una historia íntima sobre la vida de una mujer en la Norteamérica profunda que protagonizó su segunda esposa, Joanne Woodward, con la que estuvo casado durante 50 años y con la que tuvo tres hijas. Un matrimonio feliz hasta el fin de sus días.
Ya en los 70, su fama y su prestigio se consolidó definitivamente con El golpe, que le volvió a reunir con su amigo Redford. También participó en una de las grandes películas del género de desastres que se rodaban en aquella época, El coloso en llamas, junto a otra de las estrellas del momento, Steve McQueen. Fueron años en los que Newman siguió protagonizando éxitos, como El castañazo, El juez de la horca o El hombre de Mackintosh. En 1982, rodó Veredicto final, otra de sus grandes interpretaciones y en 1990, Esperando a Mr. Bridge, nuevamente al lado de su mujer Joanne Woodward.
En pantalla se le vio por última vez en 2002, en Camino a la perdición y, cuatro años más tarde, a los 81, puso voz a uno de los personajes de la película de animación Cars, un viejo automóvil de carreras que tenía bastante de autobiográfico. Y es que Newman siempre fue un apasionado de la velocidad y copropietario de una escudería. Incluso ya cumplidos los 80, se le podía ver probando bólidos en los circuitos estadounidenses.
Sobrevivió a varios accidentes y contagió su pasión a sus amigos y compañeros de trabajo, como Tom Cruise, que se hizo piloto tras coincidir con él en El color del dinero. A lo largo de su carrera, estuvo nominado al Oscar en 10 ocasiones, aunque solo lo consiguió una vez. Murió el 26 de septiembre de 2008.