En una noche fría del 1 al 2 de noviembre de 1952 empezó su andadura ininterrumpida, en el Palacio de los Condes de Gómara, la 'Estación Escuela número 2 de la Cadena Azul del Frente de Juventudes, Radio Soria'. Ahí es nada el nombre. ¿Lo hay más breve? Primera emisora de Soria, cuyo programa 'Ondas de medianoche' revolucionaba la ciudad en los días de emisión de aquellos lejanos y oscuros tiempos.
Esto empezaba 28 años después de que el 14 de junio de 1924 se promulgara la Real Orden que dio lugar a la radiodifusión en España aunque la emisión radiofónica diaria había empezado un mes antes, el 12 de mayo de ese mismo año desde el taller de la compañía Ibérica de Telecomunicación, Radio Ibérica. Años antes, en 1896, con solo 21 años, Guglielmo Marconi estableció la primera comunicación «sin hilos» entre dos ciudades inglesas. Eso le valió una pensión del gobierno británico. Y, sobre todo, el renombre para la posteridad pues había inventado la radiotelegrafía.
Desde muy pequeño, sentí una gran curiosidad por la radio. ¿Qué sería eso de oír voz, música y tantas cosas dentro de un receptáculo? Me apasionaba oírla. Pero no resultaba fácil en el mundo rural premoderno de entonces. Sin duda, era el único camino a la realidad externa que había en mi pueblo, como en todos los de Soria, en los años sesenta. Pero mis padres tuvieron claro que ese aparato tenía que estar en casa. Era enorme (y es, porque todavía lo conservo), propio de la época y con él oíamos desde radionovelas a Radio París, por la noche. La emisora que mejor se sintonizaba (sitúense en Cuevas de Ayllón, sur de la provincia) era Radio Intercontinental de Madrid. En el fondo de mi memoria aún ronda, limpia y clara, su sintonía; aquel «tatatatá tatatá tatatá», del Preludio del Tambor de Granaderos, pieza maestra del «género chico» de Ruperto Chapí, precedida por sus campanadas metálicas y expansivas del reloj, con la llamada «Aquí, Radio Intercontinental, Madrid», para anunciar «Peticiones del oyente».
Mi mujer (Carme) y yo tuvimos la suerte de que RNE nos encargara una historia de la radio en Soria. Fue un trabajo exquisito, enriquecedor, cuyo resultado se materializó en el libro Medio siglo de radio en Soria (1952-2002) De la Estación Escuela nº 2 a RNE, que publicó Soria Edita. La radio nos abría al mundo en aquellos tiempos. Entre las muchas entrevistas que hicimos para dejar testimonio en el libro, una señora de Aliud contaba que «de tener música en el pueblo solo una vez al año, el día de la fiesta, o por las noches cuando las rondas, pasamos a tenerla en casa sin movernos y hasta poder elegir Radio Juventud o Radio Andorra». En Medinaceli, nos aseguraban unos ancianos que lo que «nos parecía más raro en aquellos tiempos era que por la noche se oyeran tantas emisoras extranjeras, que no entendíamos nada. Pero la Pirenaica sí que había gente que la escuchaba en secreto. Por el día, Radio Nacional, Radio Juventud de Soria y poco más».
En estas siete décadas ha cambiado mucho el mundo… y la radio. Pero este medio sigue ahí, con una trascendencia comunicadora clave. Tampoco Soria es la misma y de una sola emisora en pleno franquismo a las que ahora caldean el ambiente matinal y vespertino. 72 años de radio en Soria. Vive radio.