El gobernador del Banco de España y miembro del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE), Pablo Hernández de Cos, confía en que la tasa de inflación de la eurozona mantendrá en 2024 la tendencia descendente, aunque advierte de que el ritmo de desaceleración de la subida de los precios será más lento.
"En 2024 el descenso de la inflación sería más lento debido a efectos base al alza y a la retirada gradual de las medidas fiscales adoptadas durante la crisis energética", apunta el banquero central español en un artículo publicado en "Anuario España 2024. Un año por delante", de EY Insights.
En este sentido, como ya anticipara Christine Lagarde en su última rueda de prensa en diciembre, el gobernador del Banco de España advierte de que en el último mes de 2023 habrá un repunte temporal de la tasa de inflación, después de que la escalada de los precios en la eurozona se moderase al 2,4% en noviembre.
De este modo, a más largo plazo, tras este repunte temporal en diciembre, las proyecciones del Eurosistema apuntan a una continuación de la tendencia descendente de la inflación, que se espera que
en 2025 converja al objetivo del 2%.
En este contexto, De Cos recuerda que el Consejo de Gobierno del BCE decidió mantener en diciembre sin cambios los tipos de interés, con la convicción de que si se mantienen al nivel actual durante el tiempo suficiente, es muy probable poder alcanzar el objetivo de inflación del 2% en el medio plazo.
Asimismo, destaca que los errores de las proyecciones de la entidad han sido reducidos en los últimos meses y, de hecho, la inflación se ha mostrado por debajo de lo esperado, mientras que se estima que la política monetaria continúa transmitiéndose con fuerza a las condiciones de financiación, incluso por encima de lo esperado.
Respecto de la cuestión de por cuánto tiempo será necesario mantener los tipos de interés en el nivel actual, antes de comenzar a reducirlos gradualmente, el español defiende que dependerá de la evolución futura de los datos en un contexto en el que el nivel de incertidumbre sigue siendo elevado.
De este modo, si bien desde el pasado noviembre los tipos de mercado se han reducido de forma acusada y se sitúan claramente por debajo de la senda incorporada en las proyecciones, mientras que los precios de las materias primas energéticas se han revisado de manera significativa a la baja, De Cos advierte de que los desarrollos geopolíticos, en particular en Oriente Próximo, siguen suponiendo un riesgo a la baja para el crecimiento y al alza para la inflación.
Además, recuerda que resultará también crucial la evolución de los costes laborales unitarios y de los márgenes empresariales para determinar el comportamiento futuro de la inflación y la reacción de la
política monetaria, así como la tendencia de la política fiscal.
A este respecto, afirma que los gobiernos deberían revertir las
medidas de apoyo asociadas a la crisis energética y la orientación de las políticas fiscales debería ser restrictiva ya en 2024 y en los años siguientes para reducir gradualmente los elevados niveles de deuda
pública y déficit estructurales observados en algunos países.
"En resumen, el elevado nivel de incertidumbre implica que debemos seguir muy atentos y no bajar la guardia para detectar con prontitud cualquier riesgo que afecte a las perspectivas de inflación", defiende De Cos con el fin de evitar tanto un endurecimiento insuficiente, que
impediría el logro del objetivo de inflación, como excesivo, que dañaría
innecesariamente la actividad y el empleo.