El presidente estadounidense, Joe Biden, opinó en una entrevista publicada este martes por la revista Time que considera que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, está prolongando la guerra en Gaza por motivos políticos y para mantenerse en el poder al frente de una compleja coalición de gobierno.
"Existen todas las razones para que la gente saque esa conclusión", indicó Biden a la pregunta de si cree que Netanyahu está prolongando el conflicto por razones de cálculo político personal.
No obstante, declinó confirmar si Netanyahu es el gran obstáculo a un alto el fuego en la Franja de Gaza y un plan más amplio de estabilidad para la región que incluya a Arabia Saudí, según indican algunas fuentes dentro de la Administración estadounidense.
Netanyahu ha recibido presiones del ala ultraconservadora de la coalición de gobierno israelí para que no acepte un alto el fuego diseñado con la ayuda de Estados Unidos.
La supervivencia política de Netanyahu depende de la continuidad de una compleja coalición de siete partidos conservadores, que han mostrado sus diferencias sobre cómo abordar la respuesta a Hamás en la Franja de Gaza, donde han muerto más de 35.000 civiles y cerca de 300 soldados israelíes.
Biden dijo en la entrevista que "no está claro" que las fuerzas israelíes hayan cometido crímenes de guerra en Gaza con su modo de actuar y acciones que organizaciones como Human Rights Watch consideran actos de castigo colectivo.
El pasado 20 de mayo la Fiscalía de la Corte Penal Internacional pidió órdenes de arresto contra Netanyahu, su ministro de Defensa, Yoav Gallant, y tres líderes de Hamás.
Pocos días después, la CPI pidió la suspensión inmediata de las operaciones militares en Rafah, al sur de Gaza. Estados Unidos se opone a una operación a gran escala en la zona por miedo aumentar la crisis humanitaria. Washington ha mantenido una retórica crítica al asedio a ese último refugio en el enclave sin tomar medidas de presión contra su aliado israelí.
EEUU presenta la propuesta ante la ONU
El gobierno estadounidense está impulsando este martes en la ONU la propuesta de tregua entre Israel y Hamás con una resolución en el Consejo de Seguridad, en un nuevo intento de que se superen así las reticencias del Ejecutivo de Benjamín Netanyahu y que también sea aceptada por Hamás.
La embajadora estadounidense ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield, ha publicado en las últimas horas ese proyecto de resolución que, además, se cruza con otro impulsado por Argelia y que lleva ya varios días circulando entre los quince miembros del Consejo.
La estadounidense es una resolución breve, de solo cinco puntos, en la que no se exige a las partes una tregua inmediata sino que apunta que "el acuerdo anunciado el 31 de mayo (...) permitirá un alto el fuego, la retirada de las fuerzas israelíes de las áreas pobladas de Gaza, la liberación de rehenes, un incremento de ayuda humanitaria, la restauración de servicios básicos y el retorno de los civiles palestinos al norte de Gaza".
No hay ningún llamamiento específico dirigido a Israel -aun cuando es notorio que es Netanyahu quien más trabas ha puesto al acuerdo anunciado por el presidente Joe Biden desde Washington el pasado 31 de mayo-, pero, curiosamente, sí hay una interpelación directa a Hamás.
Así, el texto de la resolución pide a Hamás "aceptar plenamente (el acuerdo) y aplicar sus términos sin demora y sin condiciones".
Es difícil que este lenguaje -principalmente la exigencia unilateral a Hamás y no a Israel, más la falta de un reclamo claro a un alto el fuego- supere la oposición de Rusia y China, dos miembros permanentes con derecho de veto que ya en el pasado se han opuesto a otras resoluciones por esos motivos.
Aunque ese plan de tres fases fue presentado la semana pasada por Joe Biden como una propuesta israelí, ha quedado claro con el paso de los días que se trata más bien de un intento de Estados Unidos de forzar un acuerdo entre las partes.