El regadío a partir de agua proveniente de acuíferos supone casi el 30% de la superficie regable de Castilla y León, con unas 160.000 hectáreas. Sin embargo, históricamente, las inversiones de modernización se han centrado únicamente en los regadíos de aguas superficiales, algo que quiere corregir la Consejería de Agricultura para superar su objetivo de más de 30.000 hectáreas modernizadas en la legislatura. El consejero de Agricultura, Gerardo Dueñas, se comprometió en el foro sobre modernización de regadío en aguas subterráneas organizado por Vive! Radio en Íscar (Valladolid) a afrontar proyectos de mejora en estos regadíos una vez que ya se han constituido 37 comunidades de usuarios de aguas subterráneas (CUAS) que suman 80.000 hectáreas.
«Hasta ahora el esfuerzo de la administración pública ha estado vinculado a las aguas superficiales mientras que las aguas subterráneas han sido las grandes abandonadas», admitió Gerardo Dueñas, que compartió toda la mañana con los agricultores. En el foro profesional organizado por Vive! Radio se analizaron los pasos que puedan dar estas comunidades para contar con un regadío moderno, colectivo, que sustituya al sistema tradicional de pozos y sondeos individuales que utilizan electricidad o gasóleo para extraer el agua de los acuíferos, a veces a una profundidad superior a los 100 metros.
El modelo alternativo pasa por un aprovechamiento colectivo del agua, normalmente después de una concentración parcelaria, para compartir el coste energético con una infraestructura fotovoltaica y, si los agricultores lo ven factible, ejecutar una red de riego en común con tuberías y balsas para la regulación del agua. Otra de las alternativas pasa por la recarga de los acuíferos, aunque como manifestó el consejero de Agricultura a veces no es factible «y es bastante difícil» si los sondeos son profundos, aunque no obstante se comprometió a buscar «alternativas equilibradas».
Aguas subterráneas: una oportunidad para el regadío - Foto: Jonathan TajesLa jornada reunió a regantes de cinco CUAS de Valladolid y Segovia, junto a los responsables del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (Itacyl) y contó con la colaboración del Ayuntamiento de Íscar y la Caja Rural de Zamora.
Proyectos que no son fáciles.
El propio director del Itacyl, Rafael Sáez, reconoció que la modernización en estas zonas «no es fácil», pero que es necesario «hacer un esfuerzo» para mejorar el regadío en unas comarcas con cultivos de valor añadido asociados a la industria agroalimentaria como pueden ser la zanahoria, el puerro o la patata. Además, Sáez defendió que estas nuevas actuaciones caben dentro de una gestión sostenible del agua, «nadie tiene más interés que los propios regantes de que los aprovechamientos de agua tengan futuro», dijo. Un mensaje en el que incidió el propio consejero de Agricultura al afirmar que «claro» que es necesario alcanzar un buen estado de las masas de agua, «pero no en contra de la actividad de las explotaciones agrarias».
En la jornada, el Itacyl presentó a los regantes un estudio preliminar para una posible actuación en la comunidad de regantes de Tierra de Pinares, que incluye a los municipios de Íscar y Pedrajas en Valladolid y Villaverde de Íscar, Fuente el Olmo y Samboal en Segovia.
El estudio lo explicó el subdirector de Infraestructuras del Itacyl, Miguel Ángel Turienzo, que propuso dos alternativas: un proyecto de energía fotovoltaica para alimentar las tomas de agua de la comunidad y otra opción que incluye, además, la modernización del riego con reconcentración parcelaria y balsas de riego. El estudio preliminar plantea una planta fotovoltaica para alimentar a todas las tomas de la comunidad de regantes, aunque como matizó Turienzo, un análisis en profundidad debería permitir seleccionar las mejores captaciones para reducir el número de tomas y ser más eficientes.
Aguas subterráneas: una oportunidad para el regadío - Foto: Jonathan TajesEn la primera actuación (solo parque fotovoltaico) la financiación es al 50% entre el Itacyl y los regantes mientras que en la segunda alternativa (la referida a una modernización integral del riego), la administración regional asume el 71% de la inversión y el 29% los regantes.
Retos comunes en las nuevas comunidades de regantes: coste de riego, recarga de los acuíferos o la concentración parcelaria.
Las comunidades de regantes de aguas subterráneas (CUAS), con 37 corporaciones constituidas en los dos últimos años, comparten retos más allá de ordenar y planificar la explotación de los acuíferos. En el foro de Vive! Radio se plantearon problemas comunes que deben afrontar ahora estas entidades como la opción de impulsar un riego colectivo que reduzca los costes gracias a la eficiencia energética. También se pide la recarga de los acuíferos, avanzar en la concentración parcelaria y contribuir con todas estas inversiones, por qué no, a favorecer el relevo generacional. Las cinco comunidades de regantes asistentes suman una superficie de rotación de más de 20.000 hectáreas en Valladolid y Segovia.
Los regantes reclamaron que es el momento de prestar más atención a las captaciones subterráneas dando prioridad a la recarga del acuífero, «son balsas naturales que debemos aprovechar», expuso José Antonio Pérez (Tierra de Pinares). Alfonso Murillo (Alcazarén) pidió celeridad en la ejecución de los proyectos con una defensa de la concentración parcelaria para que el regadío sea más eficaz. «Lo único que pedimos es agua», expuso.
Jose Antonio Martín (Tierras de Portillo), se refirió también a la política agrícola que marca Europa que, a su juicio, les está echando de la agricultura. «Se va demasiado deprisa en las exigencias medioambientales y a los regantes nos ven mal». Óscar Sobrino (Tierras de Olmedo) precisó aún más: «No debemos perder oportunidades para explicar quiénes somos y qué hacemos para que la sociedad nos entienda y atraigamos a los jóvenes». Por último, Esteban Izquierdo (Páramo de Cuéllar), que explicó su apuesta por la energía fotovoltaica, pidió a los regantes que se ilusionen. «Espero que mis hijos sean agricultores y me esfuerzo para que así sea».
Aguas subterráneas: una oportunidad para el regadío - Foto: Jonathan Tajes
Alternativas para un modelo de regadío amenazado por los costes y el acceso al agua.
El riego a partir de aguas subterráneas tiene un futuro comprometido por sus elevados costes y la dificultad de acceso al agua. La Asociación de Investigación para la Mejora del Cultivo de la Remolacha (Aimcra) presentó en la jornada el proyecto Effirem que contempla un modelo de eficiencia en el riego de la remolacha, pero que es extensible al resto de los cultivos. Como explicó José Manuel Omaña, de Aimcra, el modelo actual de regadío en las aguas subterráneas «está obsoleto, fuertemente amenazado por el coste de la energía y por las limitaciones al uso del agua».
En 2021, antes del incremento del coste de la energía, el riego de la remolacha en estas comarcas podía suponer unos 900 euros por hectárea sobre un coste total del cultivo de 2.800 euros/hectárea. Después del aumento del precio de la luz y del gasóleo, ya el año pasado se vieron facturas de hasta 2.700 euros por hectárea para regar una hectárea remolacha que recibe unos 7.000 m3 en todo el ciclo del cultivo. «Ahora tenemos las CUAS, el apoyo de la administración, el alto coste de la energía y la escasez del agua que nos han sensibilizado a todos, por tanto, es un buen momento para tomar las decisiones correctas», destacó Omaña.
Para el representante de Aimcra, lo primero que debe hacer el agricultor es revisar su contrato eléctrico para que tenga buenas condiciones sin penalizaciones. En segundo lugar, se debe abordar la eficiencia energética desde el punto de vista eléctrico, hidráulico e hídrico, partiendo de una auditoria que detecte los puntos de mejora. Y en tercer lugar apostar por una instalación fotovoltaica, «el riego solar es muy importante, pero es lo último que hay que hacer».