El Gobierno ha dejado solo al Rey en su viaje oficial a las repúblicas bálticas. Estonia, Lituania y Letonia. Viaje oficial, hay que insistir en ello, que obliga a que el Jefe de Estrado vaya acompañado de un ministro, el llamado ministro de Jornada en sus desplazamientos. Habitualmente es una responsabilidad que recae en el ministerio de Exteriores si el viaje es a otro país; en los nacionales, suele acompañar al Rey el ministro relacionado con los asuntos de la agenda, defensa, industria, cultura, educación, sanidad o lo que corresponda.
El ministro Albares, probablemente el peor que ha tenido España en los últimos cincuenta años, ha dicho que Zarzuela no había coordinado el viaje con el ministerio de Exteriores. No hay quien le crea, es impensable que una visita oficial del Rey a un país extranjero, en este caso tres países, no se coordine con Exteriores. Entre otras razones porque el Jefe de Estado traslada la opinión del gobierno, como marca la Constitución.
Lo que significa que, como todo lo malo se pega, a las habituales mentiras de Pedro Sánchez se suman las mentiras de su ministro.
Hace tiempo que el gobierno sanchista hace de menos al Rey, aunque Albares no es el único ministro que se escaquea cuando puede. Son varias las ocasiones en las que Felipe VI ha tenido como acompañante en sus viajes dentro y fuera de España a secretarios de Estado o incluso a un subdirector general. Eso sí, cuando se trata de acudir a la toma de posesión en un país latinoamericano de un presidente de izquierdas, mejor todavía si es de izquierda populista, aparecen candidatos debajo de las piedras para subir al avión real. Y si pueden quedarse unos días más de visita privada, mejor. En eso son campeones los miembros de Podemos o Sumar, con ejemplos como los de Irene Montero, o Yolanda Díaz, que además viajaban con sus cortejos feministas.
La ministra de Defensa se ha sumado a la última escala del viaje del Rey a los países bálticos, probablemente para evitar las críticas ante la intolerable actitud de este gobierno al Jefe de Estado. Tenía una excusa irrelevante para no acompañar al Rey desde el primer día, pero al menos lo ha hecho al final, aunque eso no evita que se haya visualizado una vez más que el sanchismo no está a la altura del respeto que cualquier gobierno democrático debe al Jefe del Estado.
No era un viaje cualquiera. Letonia, Estonia y Lituania son tres países europeos que viven con más inquietud que cualquier otro la guerra de Rusia, amenaza permanente para los restantes países fronterizos pero que en el caso de los tres bálticos se encuentran en situación de gran debilidad frente a la potencia del país que gobierna Putin.
D. Felipe ha hecho público el apoyo de España a los tres países que visita oficialmente, pero las ausencias, intolerables ausencias, restan peso a las promesas del Rey. A su pesar. Sin ninguna duda, a su pesar.