Comprenderá el lector habitual que cada fin de semana se asoma a El Día de Soria que la selección de las fotografías que componen la Crónica Gráfica 2024 no ha sido sencilla. Principalmente, los descartes. No están todas las que son. Pero el periodismo, como la vida misma, encuentra su razón de ser en elegir, entre hechos noticiables y otros que estimamos no lo son tantos, entre la novedad de los contenidos y también entre aquellos que pueden afectar a mayor número de personas o tendrán una repercusión mayor sobre el territorio. Está claro que el barniz de objetividad con el que se adorna la práctica periodística es una quimera desde que hay un proceso que prioriza determinados contenidos y los dota de mayor relevancia. Incluso la disposición de las páginas, el espacio dado a cada fotografía o la cantidad de texto que describe una u otra situación se somete a un análisis previo. Elegir, la vida misma. Un trámite que no es fácil pero que adquiere un mayor fundamento cuando los que están detrás de todo el recorrido son profesionales.

La subjetividad que preside la selección de los temas, el enfoque o la ubicación de cada noticia no está reñida con un desempeño cuidadoso de la profesión que supere intereses espurios y cualquier atisbo de arbitrariedad que pueda afectar a la presentación y al fondo del hecho a abordar o al reportaje en cuestión. La aplicación de criterios profesionales que acompañan la práctica del periodismo debe ser visto como un punto a favor en la credibilidad de todo medio de comunicación al servicio de la sociedad. Sin embargo, el estatus de respetabilidad del profesional de la información está amenazado en tiempos de ruido, fake news, bulos y por aquellos que, desde distintos púlpitos, se erigen como voces autorizadas y ofrecen una visión de la realidad sin las fórmulas que han permitido al periodismo traspasar siglos de historia y resistir, en el caso del papel con su mala salud de hierro, y hacer frente a los previsiones más pesimistas. Y así seguirá siendo mientras haya una población interesada en asomarse a la actualidad confiando en aquellos que narran el día a día desde la responsabilidad que otorga el desarrollo de una praxis profesional. La exigencia del lector que demanda una información fiable nos reafirma en nuestro trabajo y en nuestras convicciones.

Sirva lo anterior para denunciar las prácticas de aquellos que, convertidos en 'referentes', son capaces de despachar cualquier tema sin trámites como contrastar la información y banalizando asuntos que han de afrontarse desde el respeto. Nuevos desafíos para los que enarbolamos un periodismo libre, comprometido, que conoce la frontera entre opinión e información y que no se mueve por otros objetivos que contar de manera fiel lo que sucede. Trasladándolo a la actividad cotidiana de un medio eminente local, El Día de Soria puede presumir de un equipo que hace de la cercanía y proximidad con el entorno valores diferenciales. Ventajas que no nublan el enfoque profesional de los temas en un periódico que no cuelga en exclusiva de la actualidad cotidiana. Nuestro carácter semanal nos permite profundizar en asuntos propios y ofrecer nuevos rostros protagonistas al día a día de Soria rescatando historias humanas que, consideramos, son reflejo de la pluralidad del territorio de la provincia. Un crisol variado con múltiples intereses y enormemente rico a pesar de la humildad de una tierra en constante lucha por su supervivencia y su futuro.