La relación producto-cliente está cambiando y, cada vez más, el público está dispuesto a abonar un precio diferencial por conocer lo que hay detrás de un producto y tener garantizada su calidad. El 10% de los españoles consume a diario productos con sello de calidad y el 63% lo hace, al menos, una vez a la semana. Son datos de la campaña 'Abre los ojos ¡Disfruta!', realizada por Origen España, la asociación que reúne a los productos agroalimentarios con sello europeo de calidad diferenciada DOP (Denominación de Origen Protegida) e IGP (Indicación Geográfica Protegida) de España.
El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación recopila todas las DOP y las IGP que hay en vigor. Según el dato de junio de 2024, en España hay 377 marcas registradas: 212 DOP y 145 IGP. Hay otra etiqueta, la de Especialidades Tradicionales Garantizadas (ETG), pero es menos frecuente y no está relacionada con la zona geográfica.
Obtener un distintivo de calidad se ha convertido en una meta para aquellos productos agroalimentarios que buscan un reconocimiento en el mercado acorde a su historia, su proceso productivo, su calidad... En esta 'batalla', Soria no quiere quedarse atrás. Cuatro productos vinculados a la provincia cuentan ya con algún distintivo de calidad reconocido por la Unión Europea: la Mantequilla de Soria y el vino Ribera del Duero son DO; y el lechazo ojalado y el torrezno, IGP. Además, las setas tienen el amparo de la Marca de Garantía.
Lo que han supuesto estos marchamos de calidad lo dicen los datos. El Torrezno de Soria ha multiplicado por diez sus ventas desde que consiguió la Marca de Garantía hace una década. Ahora acaba de conseguir la IGP y espera seguir sumando y abrir la puerta a su internacionalización.
En el caso de la DO Ribera del Duero, el crecimiento se mide en riqueza para «el territorio». «Nuestra España rural está tocada por la despoblación, pero solo hay que ver los pueblos afectados por el vino, que se mantienen e, incluso, crecen», apunta el presidente de la DO Ribera del Duero, Enrique Pascual. Alude a las inversiones que han llegado «y siguen llegando» vinculadas al vino pero, también, a la promoción turística, patrimonial, gastronómica... que ha arrastrado la puesta en valor del vino. «Y se ha conseguido mucho pero todavía se tiene mucho que decir», confía. Aboga por un crecimiento cuantitativa pero, sobre todo, cualitativo, porque «la calidad es nuestra seña de identidad». Y, para ello, asume como reto «mejorar el posicionamiento en el mercado exterior».
En el caso de la Mantequilla de Soria no se pueden hablar de evolución cuantitativa ya que la DOPobliga a que la materia prima proceda del territorio y, en un sector en decadencia como el vacuno de leche, ha sido imposible aumentar el número de vacas en producción. No obstante, gracias a la DOP, se han logrado «mantener» las dos explotaciones que abastecen a la denominación, destaca la directora técnica de la DOP Mantequilla de Soria, María Jesús González. Reconoce que sería interesante aumentar la cabaña «para poder ampliar el mercado» (eso sí, «siempre con explotaciones no excesivamente grandes, sino adecuadas a la forma de producción de la DOP, que exige su vinculación al medio agrícola»), por lo que agradece ayudas como la puesta en marcha por la Diputación, que destina 60.000 euros a los productores de vacuno de leche para la DOP.
Aunque la opción de cambiar a una IGP «siempre ha estado ahí» para eludir ese requisito que impide superar los 70.000 kilos anuales, González advierte que «hasta ahora el planteamiento del Consejo Regulador ha sido mantener la DOP, que es la figura que más se adapta al perfil del producto».
Como en la mantequilla, la IGP Lechazo de Castilla y León ha ayudado a mantener los ganados en extensivo de ovino de razas autóctonas y salvar su crisis constante.