La furiosa aparición en el último cuarto de Jonah Radebaugh, con quince puntos casi seguidos, tumbó este sábado al Valencia Basket, su exequipo, y condujo al UCAM Murcia a la primera semifinal de su historia en la ACB, un premio a un equipo rocoso pero con talento y con una fe indestructible en el plan táctico de su técnico Sito Alonso.
Los locales dominaron el choque en los dos cuartos centrales y llegaron a tener una ventaja de siete puntos a mitad del tercer cuarto pero no supieron rematar, en buena parte por la resistencia de Rondions Kurucs. Después, pagaron caro un despiste defensivo de dos minutos que permitió entrar en trance a Radebaugh, que solo había anotado cinco puntos en los tres primeros cuartos, y que le envió a una lona de la que ya no supo levantarse.
El choque tardó un par de minutos en coger velocidad pero después aceleró a fondo. Dylan Ennis y Dustin Sleva aliviaron con sus tiros lejanos los problemas del UCAM Murcia para circular el balón ante la presión local y el Valencia se puso en las manos de un inspirado Stefan Jovic para aprovechar la superioridad cerca el aro de Brandon Davis y Jaime Pradilla (21-21, m.7).
Con el juego ya lanzado, ambos entrenadores iniciaron las rotaciones y con ellas llegó el momento de Justin Anderson. El alero estadounidense, irreflexivo a veces pero siempre sin miedo, anotó tres triples de tres intentos en tres minutos y acabó de encender a la Fonteta.
Con la balanza ligeramente inclinada de su lado (27-26, m.10), Xavi Albert empezó a enseñar la zona 2-3 del Valencia y Sito Alonso dejó solo al local Damien Inglis lejos del aro, en una habitual pero descarada invitación a tirar. Pero ninguno de ambos giros cambió el choque, las trampas tácticas que marcaron los dos primeros choques de la serie parecían amortizadas.
El Valencia exploró la opción del vertiginoso Jared Harper porque Chris Jones, aunque estaba en la pista estaba 'tieso, pero tampoco alteró el guión. A Sito Alonso le cayó una técnica por protestar pero su equipo, lejos de descentrarse, supo encontrar a un sereno Moussa Diagne para mantenerse pegado (44-43, m.20).
La tercera falta de Jovic y un canastón de Sleva sobre la bocina amenazaron con amargar el regreso a la pista del Valencia pero, entonces, reapareció Davies. Con dos triples y un robo que acabó en mate al contragolpe, no solo permitió a los locales esquivar el mal momento sino que abrió la brecha más amplia que había habido en el partido (55-48, m.24).
En la otra canasta, Rodions Kurucs se esforzó por mantener a flote a los suyos. Primero frenó la hemorragia con un par de triples y después cerró la herida desde la línea de tiros libres. Cuando se sentó a descansar la desventaja murciana estaba ya de nuevo en dos puntos.
Hasta entonces discreto, el ex taronja Jonah Raebaugh protagonizó el arranque del último cuarto. Con siete puntos casi seguidos castigó los errores defensivos de Harper y le dio la vuelta al marcador y a las sensaciones (65-70, m.32). Más aún cuando él y el solvente Saint-Ross empezaron a conectar con el trabajador Yannis Morin.
La fortaleza mental del Valencia vivió entonces su prueba de fuego, un reto al que se le añadió la dificultad de la cuarta de falta de Jovic. El equipo 'taronja' sucumbió a la precipitación y un nuevo triple de Radebaugh le puso contra las cuerdas (71-81, m.36).
No encontró Albert la manera de serenar a su equipo ni si quiera de ralentizar el reloj. Con Jones y Ojeleye muy mermados, Davies trató de asumir la responsabilidad pero las soluciones individuales se estrellaron contra la solvencia de un Murcia que ahora amenaza al Unicaja.