Da la sensación de que, en este país ingobernable, literalmente ingobernable, es imposible bajar la persiana y desaparecer del mundanal ruido de la actualidad por mucho calor, tardío el de este año, que haga en la calle. Si uno se despista, el equipo de opinión sincronizada -se nota que es año de Juegos Olímpicos- le cuela en el salón de casa, agitadas por las aspas del ventilador, las últimas y más lustrosas cortinas de humo para intentar disimular que Begoña Gómez y Pedro Sánchez tienen que declarar ante un juez. Una situación a la que jamás se debería haber llegado. Primero, por los motivos que los han llevado ahí. Y, segundo, por decencia. Pero se nos olvida muy rápido que, a Pedro, de pequeño, le regalaron un diccionario preocupantemente incompleto. Y España se teme que sea demasiado tarde para regalarle uno bueno, de la RAE, actualizado y con la palabra dignidad, entre otras. El equipo de opinión sincronizada, a la vez, a golpe del silbato Moncloita, ha colocado a Daniel Carvajal en el centro de la diana. Todo después de que el laureado lateral del Real Madrid no rindiera una excesiva pleitesía a su Sanchidad como los cánones de Ferraz indican. Carvajal, uno de los capitanes de esta Selección campeona, cumplió. Acudió al recibimiento, posó junto a sus compañeros y dio la mano al presidente del Gobierno. Mucha más descortesía, negando el apretón de manos al presidente de la Cámara por su pertenencia a Vox, tuvieron los procuradores del PSOE al inicio de esta Legislatura en las Cortes de Castilla y León, y aquí nadie dijo nada. La estrategia Carvajal, no obstante, ha salido rana. Cada vez que alguien trataba de cargar tintas contra el futbolista, detrás de un arbusto salía otro millar de adeptos del jabalí de Leganés. Pero el toque está dado, y ya se ha filtrado parte del patrimonio del defensa madridista, así como el gasto que está haciendo en vacaciones. Ahora, buscando desviar la atención nuevamente, se ha generado un falso debate entorno al contenido que una tiktoker española sube a redes. Se le conoce como RoRo. Cuelga un vídeo diario en el que dice: «Hoy, a Pablo -su novio- le apetecía comer -lo que sea-». Y ella se graba preparando esa receta. A la chica se le han echado encima otras mujeres que le acusan de fomentar valores «del pasado» con este contenido. Una vez más, las pancartas moradas que gritan libertad afean la conducta de otra mujer por el simple hecho de esta hace lo que ella quiere y considera oportuno.
Un julio más, aunque sin elecciones, este es el asfixiante clima en nuestra España estival. Pero siempre hay un respiro. Hoy es el Día Internacional de los Abuelos. Los que aún podemos, sólo tenemos que pegar una patada a la actualidad e irnos de aperitivo con ellos, recordando, en una terraza, esas anécdotas de siempre, que conforman el recuerdo de una vida vivida y aprovechada. Porque, al final, por suerte, sólo nos quedarán los nuestros y un poco de lo nuestro.