Editorial

Llega el turno de Sánchez, que ya no puede esconderse más

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El Rey convocó ayer una nueva ronda de consultas con los partidos tan pronto como fue informado por la presidenta del Congreso del resultado de la votación que rechazó la investidura de Alberto Núñez Feijóo por un puñado de votos. La Jefatura del Estado evita así dilatar más el proceso y cabe suponer que ofrecerá a Pedro Sánchez que intente ser investido presidente, lo que inevitablemente pasa por el apoyo de todos los partidos anticonstitucionalistas de la Cámara Baja y por aceptar las imposiciones del secesionismo catalán, de nuevo patroneado por el fugado Carles Puigdemont.

Los populares salen del intento de Feijóo con varias victorias conquistadas. La primera, afianzar un liderazgo fuerte para plantear la oposición a Sánchez y sus socios si se materializa un nuevo pacto para investir al candidato socialista. La segunda, encender la luz para ver cómo Sánchez corrió a esconderse para no enfrentar en primera persona al coste del apoyo de Junts y ERC. Y, por último, y quizás la más importante, la de proyectar a Feijóo como un líder capaz de ensanchar su apoyo electoral, cauterizar a Vox y arrastrar el voto de centro que optó por las siglas del PSOE el pasado 23 de julio. Hoy el PP sabe que unas nuevas elecciones le serían favorables, pero eso también lo sabe Pedro Sánchez y por eso el discurso de la bancada socialista, lo pronuncie un ministro o un exalcalde, es que no existe alternativa a pactar con Puigdemont, cuando la realidad es que sí la hay pero no es la que conviene a su candidato. Ahora mismo, el PSOE de Ferraz no quiere ni oír hablar de urnas, así que la previsión es que se soterren los acuerdos necesarios para lograr la investidura, que después siempre hay tiempo para desdecirse o, directamente, ejecutar el plan del nacionalismo trufando la realidad de eufemismos como los que se usan para defender una ley de amnistía que sobrepasaría todos los límites explorados hasta la fecha por la política española.

Paralelamente, el secesionismo catalán, que ha metido en el mismo proyecto unívoco y cerril a los antisistema, los republicanos y la burguesía, aprobaba en el parlamento catalán una resolución conjunta en la que pactan no investir a Sánchez si no se garantizan la amnistía y un referéndum de autodeterminación. Los socios del presidente en funciones doblan la apuesta y saben que podrán obtener ahora lo que jamás pensaron lograr porque nunca antes se enfrentaron a la posibilidad de investir presidente con su voto al perdedor de las elecciones, que además se ha desdicho para mostrarse dispuesto a mantener el poder a cualquier precio. Ahora le toca el turno a Sánchez y ya no hay exalcalde que pueda desviar la atención.