La reina Margarita II de Dinamarca celebró el pasado lunes su última audiencia. El acto no hubiera sido diferente a otros tantos encuentros si no fuera porque era el último antes de firmar su abdicación después de 52 años de servicio a la Corona danesa que, desde este domingo, recaerá en favor de su hijo, el príncipe heredero Federico (Copenhague, 1968). La monarca anunció, en su discurso de Fin de Año y de forma inesperada, su abdicación, que rompe con la tradición en las monarquías nórdicas de reinar hasta la muerte, aludiendo a su edad y a sus problemas físicos tras una operación de espalda. Y el relevo está preparado. Su primogénito quizá no lo esperaba tan pronto, pero ya en 2022, durante el 50 aniversario del reinado de su madre, aseguró en un discurso que, llegado el momento, «guiaré la nave y te sucederé como tú hiciste con tu padre (Federico IX)».
Cuando suba al trono, Federico X asumirá la Jefatura del Estado y también será la cabeza de la Iglesia Evangélica Luterana de Dinamarca, lo que le obligará a hacer ciertos cambios en su relajada vida cotidiana. Aunque hay algunos expertos que apuntan que, precisamente, el comportamiento poco rígido del hasta ahora príncipe es lo que le hace gozar de gran popularidad en un país en el que el republicanismo es residual, hasta el punto de que tanto Margarita II como su sucesor cuentan con el apoyo del 80 por ciento de los daneses, según un sondeo realizado recientemente.
La esposa de Federico, la abogada australiana Mary Donaldson, pasará ahora a ser reina consorte. Y lo hace en un momento complicado después del escándalo que a finales del año pasado relacionó a su marido con Genoveva Casanova, con quien, según la prensa rosa, pasó una noche en su casa de Madrid. La Casa Real dio carpetazo a este asunto, pero el periodista Luis Pliego, director de la revista Lecturas, que publicó aquellas fotos, aseveraba hace poco en ABC que en realidad «la abdicación es algo que la propia Mary pidió. O somos reyes ahora o esto se acaba», cuenta.
Independientemente de las razones que hayan llevado a este momento, lo cierto es que la ceremonia de renuncia y proclamación estará lejos del boato y la pompa que se vio en la de Carlos III de Inglaterra el año pasado. En este caso, el acto está previsto a las 14,00 y será en el castillo de Christiansborg, donde se celebrará el consejo de Estado en el que doña Margarita firmará su abdicación. Una hora después tendrá lugar uno de los momentos más especiales. El rey saldrá a los balcones para saludar a su pueblo acompañado de su hijo y heredero desde ese momento. Según la tradición, la primera ministra, Mette Frederikse, proclamará al monarca girándose hacia tres direcciones diferentes mientras vocea «larga vida al rey Federico X», a lo que los ciudadanos que se encuentren en la calle responderán con nueve hurras.
La jornada terminará a las 17,00 horas, cuando se trasladen los estandartes reales desde el palacio de Christian IX al de Federico VIII, poniendo así el broche a una austera ceremonia para dar la bienvenida al nuevo soberano de los daneses.