El gesto de la desesperación

Agencias-SPC
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La desolación al encontrar víctimas mortales sin identificar ha llevado a muchos padres a escribir los nombres de sus hijos en las manos de los niños para evitar que queden en el olvido si fallecen

El gesto de la desesperación - Foto: EFE/MOHAMMED SABER

Apunta Unicef que 400 niños mueren o resultan heridos cada día en Gaza por los intensos bombardeos que se lanzan desde Israel contra la Franja. Una dramática cifra que hace temer a muchos padres que sus hijos puedan acabar sepultados bajo los escombros sin poder ser identificados. Y, ante la desesperación que esto les genera, muchos están optando por escribir los nombres de los pequeños en sus manos, con el fin de facilitar a las autoridades conocer su identidad en caso de que su vida acabe trágicamente. 

El gesto ya no es solo cosa de adultos. Los propios chavales han empezado también a hacerlo entre ellos, aunque algunos son tan pequeños que no entienden lo que significa su nuevo tatuaje.

Quizás los menores son los que se están llevando la peor parte de esta guerra en Gaza entre Israel y Hamás -que suponen casi la mitad de la población de la Franja-, iniciada con el ataque del pasado 7 de octubre del grupo islamista, que causó más de 1.400 muertos y 220 rehenes en suelo hebreo.

Solo la noche del lunes al martes pasados, al menos 130 personas perdieron la vida, la mayoría mujeres y niños, por los ataques aéreos de Israel en zonas de la Franja, como Yabalia y barrios de la capital del enclave.

El sur de Gaza, donde se calcula que se ha desplazado más de un millón de personas desde el norte en busca de zonas más seguras, tampoco se libra de los bombardeos, que golpean a diario las zonas de Rafa y Jan Yunis.

En Deir al Balah, también en la parte meridional, una familia entera con menores y mujeres falleció en los últimos días. Y ni siquiera después de la muerte han podido descansar en paz, porque el hospital a donde fueron llevados los cadáveres no pudo encontrar parientes vivos para enterrarlos y tuvo que hacer un llamamiento a sus vecinos para que ayudaran con las exequias.

La familia Neteel, del campo de refugiados de Al Nuseirat, ha sufrido el mismo destino y los equipos de rescate se han encontrado los cadáveres de los niños con sus nombres escritos en las manos y los pies, algo que posiblemente sus parientes adultos hicieron para garantizar su identificación adecuada en caso de morir y ser enterrados juntos, lo que finalmente ha pasado.

Preocupación máxima

Urfisal al Yafari, una madre de 32 años con seis hijos de entre 13 y dos años, teme por lo que pueda pasar a sus vástagos: dos de los niños, Mahmud y Yazan, habían salido a jugar al callejón que está cerca de la casa del tío de Urfisal, en Rafa, cuando un proyectil cayó en la única tienda de comestibles que estaba abierta en la zona.

«Menos mal que no les pasó nada, Mahmud (de siete años) fue herido en la mano, pero fue algo leve, le operaron en el hospital y ya está fuera», suspira aliviada.

Aun así, la mayoría de los fallecidos en ese ataque eran niños, indica esta mujer, que fue incapaz de precisar un número.

La tienda atacada «es la única de la zona, está llena de pequeños y jóvenes que suelen ir a comprar, juegan en el callejón», detalla Al Yafari, que estaba preparando la cena cuando ocurrió el bombardeo.

Un tío de su marido murió por las heridas que sufrió en la cabeza por ese ataque, mientras que otro resultó herido.

Las ambulancias tardaron en llegar al lugar de la explosión por lo que los residentes del barrio que acudieron a asistir a las víctimas recurrieron a coches particulares y tuktuk.

Tras esta experiencia, Al Yafari afirma que tiene «miedo» por sus hijos: «Estoy muy preocupada por ellos», insiste.

«Los niños están todo el día jugando en la calle -continúa-, no entienden que hay una guerra, intentan tener una vida normal, no podemos retenerlos en casa».

Cientos de desaparecidos

Según señaló hace unos días la ONG Save the Children, hay al menos 1.800 personas desaparecidas bajo los escombros de los edificios derrumbados en Gaza, de los que se estima que casi 1.000 son niños, mientras los bombardeos incesantes, los daños en infraestructuras como carreteras y la falta de combustible obstaculizan las labores de rescate.

Un médico del hospital Al Auda, en el norte de Gaza, informó a Save the Children de que en ese centro han recibido los cuerpos de entre 10 y 12 niños cuyos cuerpos no han sido identificados ni reclamados por ningún familiar.

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