El pulso gallego

G.F.A (SPC)
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El 18 de febrero las urnas serán jueces políticos: el PP espera que dictaminen un castigo para Sánchez y sus pactos con el independentismo, y el PSOE confía en que no condenen a su líder

El presidente del PP de Galicia, Alfonso Rueda (c), el día que fue proclamado candidato de su partido - Foto: EFE / Xoán Rey

Después de un 2023 marcado por sucesivas campañas electorales, con la disputa de comicios municipales, autonómicos y generales, el año que acaba de arrancar también viene cargado de citas con las urnas. La primera meta volante de esta carrera de fondo serán las elecciones gallegas, pero en el horizonte están también las vascas, las europeas e incluso no se excluyen las catalanas, a pesar de que el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, haya descartado un adelanto electoral y mantenga la fecha inicialmente prevista de febrero de 2025.

A finales del pasado año, cuando España se metía de lleno en las Navidades, el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda (PP), anunció que las elecciones gallegas se celebrarían el próximo 18 de febrero. Aquella fue su primera convocatoria desde que sustituyó a Alberto Núñez Feijóo en la Presidencia del Gobierno regional en mayo de 2022 y sirvió para dar el pistoletazo de salida a unos comicios que no sólo se escribirán en clave autonómica, sino que también tendrán un marcado perfil nacional. Y el trazo será grueso por lo mucho que le va en el envite a todos los partidos. Algo inevitable en un panorama tan convulso e inestable como el actual.

Los populares, sin ir más lejos, tienen un reto claro: mantener su mayoría absoluta en la comunidad y asentar también el amplio poder territorial que le dieron las elecciones autonómicas del 28-M el ejercicio pasado, cuando casi todo el mapa nacional se tiñó de azul. Los sondeos indican que revalidará su sólido liderazgo... salvo el CIS de Tezanos, que vuelve a desmarcarse del resto y pone en duda la mayoría absoluta de los conservadores.

En Génova aspiran con Alfonso Rueda a sumar una quinta mayoría sólida porque supondría, a la vez, un espaldarazo en la carrera hacia la Moncloa para Alberto Núñez Feijóo y un afianzamiento de su liderazgo. Pero podría tener también otras connotaciones. 

Si el PSOE sufriese un descalabro notable en las urnas gallegas, el crítico discurso popular contra las políticas de Pedro Sánchez y sus concesiones al independentismo saldría muy reforzado. Evidenciaría, además, que socialmente ha calado.

En Génova lo tienen muy claro: la cita con las urnas del próximo mes representa un plebiscito en toda regla al líder socialista. 

El PSOE, por su parte, ha recogido el guante. Si bien los socialistas conservan todavía un espacio nada desdeñable en Galicia, no se espera que desbanquen a los populares de su trono galaico y tampoco parece factible que desplacen a los nacionalistas del Bloque. 

Encuestas y analistas apuntan de cara a esta cita que el BNG se mantendrá como la formación líder de la oposición, con Ana Pontón como su gran abanderada. Para muchos, la gran esperanza de la izquierda de cara al 18-F es ella.

Los socialistas, en todo caso, no comparten esta lectura y confían en beneficiarse de la estrategia del PP de convertir las elecciones autonómicas en un plebiscito a Sánchez.
La cúpula de Ferraz lo ha avanzado ya: aceptarán el envite de los conservadores de convertir las gallegas también en una cita nacional. 

Volverán a jugar la que consideran como su principal baza: la del presidente del Gobierno, que ya ha comenzado (al igual que Feijóo) a implicarse en una campaña donde su figura saldrá o bien fortalecida o muy erosionada. La reciente convención del partido en La Coruña demuestra que el líder socialista tiene puesta su mira en el noroeste. Su cabeza de cartel es un veterano como José Ramón Gómez Besteiro, que rechazó su invitación de ser ministro para intentar ser el próximo presidente de la Xunta.

En el amplio marco de formaciones de izquierda, la irrupción de Sumar en el tablero político no se plantea como una entrada arrolladora, aunque tampoco se descarta que pueda tener presencia en el Parlamento gallego rascando finalmente algún escaño. Su candidata es Marta Lois, una mujer de confianza de Yolanda Díaz, que tendrá la responsabilidad de poner a prueba la fuerza electoral de esta bisoña formación multipartidos.

Si para Feijóo y Sánchez, esta cita supone una reválida, para Yolanda Díaz, la líder de Sumar, también. Como gallega, juega en casa y quiere demostrar que su plataforma es una alternativa sólida y ella también, pese a que Podemos se la tenga jurada. «Es un bluf», sentenció en su día el peculiar Alfonso Guerra. El sufragio que se avecina puede resultar ilustrativo sobre las dotes adivinatorias de Guerra. 

Aunque hubo algunas dudas inicialmente, Podemos y Vox también dieron el paso y apostaron por acudir a las elecciones gallegas. Las quinielas previas les dan pocas (incluso nulas) posibilidades de entrar en el Parlamento. El candidato derechista, Álvaro Díaz-Mella, (cuya elección fue contestada dentro del partido) y la morada, Isabel Faraldo, librarán una singular batalla contra estos negros pronósticos.

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