Luis Miguel de Dios

TRIGO LIMPIO

Luis Miguel de Dios

Escritor y periodista


Otoño

24/09/2024

Escucho decir a un experto de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) que el verano se está comiendo al otoño y a la primavera. No lo dice con estas palabras, pero queda clara la conclusión: el estío invade las dos estaciones que lo rodean y se convierte en el gran protagonista del clima. En una entrevista radiofónica, el citado experto habla también de las causas que nos están llevando a tamaña anomalía. Y no son otras que las derivadas del calentamiento del planeta, ocasionadas, a su vez, por la contaminación y esos otros males de los que todo el mundo habla pero que nadie termina de solucionar. Eso de que el verano avanza y de que cada año hace más calor ya no la habíamos notado los simples mortales, pero que un perito en el asunto lo demuestre y remache con datos, cifras y estudios acaba por ratificarlo y, claro, hacerlo ciencia. Ya no se trata de intuiciones, no. Ahora el reinado del verano viene avalado por pruebas concluyentes, por análisis rigurosos. Y estos análisis dejan meridianamente claro de quien es la responsabilidad de que estos problemas nos acechen y amenacen. ¿De quién? No es preciso ser un gran conocedor del lío para saber que los auténticos responsables somos nosotros, las personas, la sociedad, y especialmente los gobiernos de los países "civilizados" y "avanzados". Estamos progresando tanto y tan deprisa que, en pocos años, podemos cargarnos todo. Y de nada sirven las advertencias, repetidas y alarmantes, de organizaciones y expertos. No hacemos caso. Se firman papeles, acuerdos y tratados, pero no se cumplen. O los cumplen algunos y otros, no, como es el caso de China o de naciones en vías de desarrollo que vienen a decirle a Occidente: "Ahora que empezamos a tener industrias y riqueza nos decís que paremos porque ya lo habéis contaminado vosotros todo". Tienen bastante razón. Sin embargo, eso no resuelve el problema del cambio climático que ya nos está atosigando. Si el verano se merienda al otoño y a la primavera, si llega a prolongarse cerca de dos meses, ¿qué será de nosotros? La respuesta tenemos que buscarla entre todos. Y pronto.