Ilia Galán

LA OTRA MIRADA

Ilia Galán

Poeta y filósofo


Conmemoran al dictador

12/01/2025

Medio siglo ha pasado desde la muerte de Franco, el dictador que se impuso después de una crudelísima guerra. Miles de muertos y heridos, buena parte del patrimonio histórico español destruido. El Gobierno, que se proclama de izquierdas, apenas ha logrado repartir riqueza, sí en cambio pobreza; tampoco ha podido dominar a las multinacionales, la oligarquía mundial que impera sobre tantos países. El precio de la vivienda es imposible para muchas familias, que malviven compartiendo míseros espacios. Se favorece a los inmigrantes, perjudican a los nacionales. Ante la falta de contenidos de su política, se ha dedicado al sexo de los ángeles, o los demonios, y apenas ha realizado lo que la mayoría de su población, cada vez más empobrecida, reclama. El Gobierno, de nombre socialista, pero de confusa realidad, como en la época de Zapatero, quiere retomar las viejas trifulcas de las dos Españas, desempolvando antiguos trajes de combate, para dar sentido a sus siglas, enfocando solo los males de un lado, no los del otro. Barbaridades hubo en ambos bandos. Las causas de los insurrectos son importantes para comprender la época: impune quema iglesias y conventos, continuas revueltas, un país que era más caos que orden. Luego, una guerra atroz: torturas, ejecuciones y checas. Después, el generalísimo impuso su mirada. Reconstrucción y luego pantanos, crecimiento económico. La deuda pública rondaba el 7 por ciento, ahora supera el 100; no existía apenas paro juvenil, ahora uno de cada tres muchachos está parado. Podía adquirirse una casa pagándola en siete años; ahora, si se consigue, se tarda 35. No había apenas impuestos, ahora anuncian que crecen y se nos llevan casi la mitad del salario... Se enfrenta a Francisco Franco y a aquel período de 40 años con nuestra época cantando a la democracia y a sus libertades. No le tengo cariño al franquismo, me fastidian los dictadores, pero tampoco gusta estar sometido a la partitocracia reinante, pues lo que llamamos democracia tiene desgraciadamente mucho de farsa donde los votantes solo podemos elegir un instante cada cuatro años para luego los partidos hacer lo que deseen, incluso contradiciendo sus promesas, traicionando impunemente al pueblo. Cuando hablan de gobernabilidad para aliarse con unos u otros, en realidad pretenden mantener sus puestos de privilegio como casta, por eso los socialistas se han aliado con ciertas formas de nacionalismo de características autoritarias o casi fascistas: no hay libertad en muchas poblaciones catalanas o vascas.
Los jóvenes sufren nuestra estafa democrática y la denuncian ácidos. Conozco varios intelectuales de renombre y destacados miembros de la izquierda que declaran abiertamente cómo en los últimos años de Franco había más libertades que ahora, pese a las represalias. Yo era un niño.
Vivamos libres, pero con un gobierno del pueblo y para el pueblo, pues diríase que habitamos, sumergidos, en una nueva dictadura, enmascarada.