El Gobierno tenía previsto qué con la aprobación por el Congreso de la ley de amnistía, como ha ocurrido el jueves, la legislatura comenzar a caminar con el primer paso de la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado, y así apuntalar el interés de Pedro Sánchez de llevar lo más lejos posible la actual legislatura, a pesar de que tiene el apoyo parlamentario prendido con alfileres. La decisión de Pere Aragonès de convocar elecciones anticipadas en Cataluña ha trastocado todos los pronósticos y supone que todos los partidos y los que hasta ahora eran socios se convierten en adversarios políticos que solo mirarán por sus propios intereses.

El panorama político catalán es enrevesado y a la inestabilidad actual habrá que añadir nuevos elementos que lejos de aclararlo la pueden prolongar y convertirse en un elemento decisivo que puede poner en cuestión la pervivencia de la actual legislatura en el Congreso. En las circunstancias actuales y con el juego de las alianzas, al Gobierno lo que más le interesa es que se vuelvan a repetir los resultados que se reflejan ahora en el Parlament de Cataluña, que el candidato del PSC vuelva a ganar las elecciones pero que una vez más no pueda gobernar. Si Illa se ve en la tesitura de encabezar un gobierno de coalición con ERC, o un nuevo tripartito que incluya a "los comunes", Junts, de forma inmediata retirará el apoyo a Pedro Sánchez en el Congreso y el jefe del Ejecutivo necesita todos los votos todo el tiempo de sus socios y ya se encargan ellos de hacérselo pagar, como se ha evidenciado en el debate sobre la aprobación de la ley de amnistía con los discursos irredentos sobre la independencia.  

Como cualquier jefe de gobierno, el presidente catalán ha activado la convocatoria anticipada de elecciones en el momento que ha considerado más favorable para sus intereses, con Puigdemont deshojando la margarita de su presentación, con Junts situado ya del lado de los "traidores" que han olvidado la independencia unilateral y aunque intenten negarlo se han incorporado a la política pragmática, lo que da pie al surgimiento de nuevos partidos "indepes",  y con el resto de los partidos descolocados cuando se daba por hecho que sacaría adelante los presupuestos catalanes y ayudarían a la aprobación de los nacionales.

El PSOE fían a que las elecciones catalanas les proporcionen la única alegría en este ciclo de cuatro elecciones consecutivas, para lo que es preciso que los votantes socialistas aprecien el objetivo de la ley de amnistía, aunque la premura no va a dejar que se vean los efectos positivos en la convivencia catalana que pregona el Gobierno, y que el "caso Koldo" se desinfle y no salpique de manera directa a Salvador Illa, exministro de Sanidad en el momento de los hechos.   

La legislatura, por tanto, no termina de arrancar, no lo hará hasta después de las elecciones europeas, y cuando lo haga será con la rémora de los presupuestos de 2023 prorrogados y la desconfianza entre los dos socios que forman el Gobierno de coalición, con Sumar incapaz de imponerse a cada una de sus partes, y con la certeza expresada por Sánchez de que acabaría el periodo de cuatro años en La Moncloa en cuarentena. A Sánchez le espera "una agonía", ha pronosticado Alberto Núñez Feijóo.