A veces, tengo la sensación de que hay más escritores que lectores. Acabamos de celebrar el Día del Libro y me han venido a la memoria aquellas video llamadas del confinamiento en las que enseñábamos un trocito de nuestras casas. Era como invadir la privacidad de los demás. La mayoría solía ofrecer un fondo lleno de libros. ¿Alguna vez intentaron leer los títulos mientras les escuchaban? Yo, sí. Dime qué lees y te diré quién eres. En general, todos somos gente corriente. Genios, hay pocos. Genio me parece Pedro Sánchez con sus golpes de efecto: igual dimite y se va con su Peugeot 407 a recorrer España, que te adelanta unas generales al día siguiente de unas municipales catastróficas para su partido, que cancela su agenda para pensar si sigue siendo presidente. Y le saldrá bien. Porque es un animal político. Un genio.
Él también escribe libros como su 'Manual de resistencia'. Confieso que no lo he leído, pero hablar de resistencia, en estos tiempos que corren, me hace pensar en que quizá tendrá que escribir un nuevo manual, el de resiliencia, que es el arte de asumir las dificultades como una oportunidad para aprender. Unos tiran la toalla, otros se retiran a reflexionar y otros alzan la voz. La voz es uno de los recursos más importantes que tenemos. Nos sirve, por ejemplo, para, megáfono en mano, reivindicar en manifestaciones como las que en unos días se convocarán en todas las ciudades españolas coincidiendo con el 1º de Mayo, el Día de los Trabajadores. Hace ya bastantes años que estas movilizaciones parecen ser simbólicas, como si no tuvieran ninguna efectividad en este siglo XXI ya bastante avanzado. Hace unos días, cientos de miles de estudiantes argentinos, docentes y personal universitario inundaron las calles de su país. Se manifestaban contra el drástico recorte de fondos de Milei a las universidades públicas. Los medios de comunicación contabilizaban hasta 800.000 personas reclamando el derecho a una universidad pública y gratuita. Cientos de pancartas con lemas como «Sin universidad no hay futuro» frente al criterio del presidente argentino quien sostiene que son centros de lavado de cerebro y de adoctrinamiento.
Con el 1º de mayo a la vuelta de la esquina, esta marea de jóvenes argentinos reivindicativos podría servir de referente para esos jóvenes españoles que se quejan, con razón, de las dificultades para encontrar un trabajo con unas condiciones dignas o de las dificultades para acceder a una vivienda. Parece que las manifestaciones ya están agotadas como mecanismo para conseguir los fines para las que se convocan. O quizás, no. Aunque hay especialistas en todo, expertos en todo y gurús que predicen todo, la vida nos sigue sorprendiendo a diario. Y menos mal, porque qué aburrida sería para la gente corriente si no fuera por esos momentazos que nos regalan esos genios que decía yo al principio.