Uno de los títulos que mas me atrajo entre las resonancias que va dejando el año que aún respiramos lo encuentro en un periódico de primera lectura del país donde nací. A partir de una pregunta como impulso, once científicos, dramaturgos, escritores y periodistas argentinos exploraron el viraje que los sacudió en algún momento de sus vidas, desde experiencias compiladas que comparten, como saltar de la trinchera de la ciencia teórica y animarse al conocimiento aplicado, revisar dudas y atreverse a un cambio de perspectiva y hasta de opinión. «¿Por qué estaría mal cambiar de idea?» se pregunta la autora en su breve columna reflexiva. Tal vez la coherencia no sea pensar siempre del mismo modo siempre, sino socializar con honestidad los motivos reales y las experiencias que impulsan a recorrer otros caminos, afirma. Eso no es equivocarse ni traicionar nada sino apropiarnos de la mayor de las libertades, pensar incluso venciendo los propios prejuicios. Yo misma, salvando las distancias, tenía en mente cuatro o cinco temas a modo de enunciados instalados en la agenda publica que llamaron mi atención para esta escritura del último mes del año. Y solo sostengo uno, por demás omnipresente como marca de época de una revolución vertiginosa en marcha, con muchas aristas, entre entusiastas y detractores que se trenzan en un debate apasionante, sobre si trae el avance de la IA un retroceso de la inteligencia natural. El problema aparece cuando la IA empieza a reemplazar las capacidades que nos hacen humanos. Se me ocurren otros temas en esta suerte de síntesis en sintonía con el propósito de estás lineas que van palpitando la Nochevieja. El Nobel de Economía quedó este año en manos de tres economistas que destacaron el valor de las instituciones con un aporte de largo impacto sobre el crecimiento económico y la prosperidad de los países a través de la evidencia empírica, desde un campo relegado a historiadores y politólogos, y fuera del campo de la investigación en Economía. Sumo también entrevistas de fuste a dos Mujeres que coinciden en la importancia del cruce de disciplinas, con sobrados motivos para ser escuchadas. La española Mónica Bello reivindica la ciencia como parte esencial de la cultura y el rol de los artistas de abrir nuevos horizontes de conocimiento, y la periodista argentina Marian Walker Guevara, Directora ejecutiva del Pulitzer Center sostiene que el periodismo debe aliarse con otras disciplinas. Desde algo mas local, y con su imagen estrenando el billete de mayor valor en circulación luce quien contribuyó a trazar los cimientos de la Constitución Argentina de 1853 con un modelo económico y político que imagino para el país: Juan Bautista Alberdi, un prócer sin feriado y reivindicado por los libertarios en el gobierno. Por ultimo, un placer que interpela los sentidos.
El Festival de cine en Mar del Plata revive un momento muy interesante y fundamental que cada noviembre destaca al medio y a su química que amerita poner la mayor energía para sostener la experiencia de seguir viendo cine en el cine. Hasta aquí mis formas cercanas de firmar estas columnas del año que se marcha, con expresiones de deseos en Paz y el inicio de un 2025 que genere puentes y días de bonanza para cada lector curioso de El Día de Soria. Dejo aquí mis sueños, esos que procuran caminos hacia los lujos verdaderos de la vida: una buena conversación, libertad para elegir, y «la coherencia de cambiar de idea», tan solo por empezar con jubilosa esperanza.