Hace unos días que nos ha dejado Jesús Bárez, y no puedo y no quiero dejar pasar esta oportunidad para honrar su memoria y agradecerle todo su trabajo, sus desvelos y su buen hacer por la Cultura en Soria. Pocas personas han sido capaces de concitar tanta unanimidad a la hora de resaltar su trabajo y la dedicación, menos aún en torno a un político. En los tiempos que corren, los de la crispación y el conmigo o contra mí, es casi imposible que se valore la labor de alguien dedicado a lo público, por encima de las siglas. Tampoco es frecuente encontrar a alguien dedicado a lo público que ponga por encima de sus propios intereses los de una ciudad, en este caso. Y Jesús lo hizo.
Profesor con inquietudes políticas, encontró su sitio en el área de Cultura, donde ejerció como concejal desde 2007. Imagino que no fue fácil encontrar el camino para convencer a un equipo de Gobierno y a una ciudad entera en la importancia de volcarse con la cultura, de su poder transformador. Tampoco lo habrá sido enfrentarse a la burocracia y a la falta de personal o lograr la financiación suficiente para plantear proyectos importantes que hoy parecen inamovibles, pero que nacieron con el estigma de la creencia de algunos de que el dinero tiene que ir a cosas más relevantes y no a chorradas. Todavía muchos políticos de corto alcance piensan eso mismo, que el cine, la música, el teatro, la danza, la fotografía, la literatura o cualquier otra expresión artística no sirven, no generan, no transforman, no son útiles. Menos mal que siempre ha habido y siempre habrá personas como Bárez que están convencidas de lo contrario, y lo que es aún mejor, convencen a los demás.
Bárez fue un hombre con visión en este aspecto y creyó en Soria y en sus posibilidades, sin complejos. Tuvo fe en un gran festival gratuito de música como es el Enclave del agua, transformó una pequeña feria de libros en lo que hoy es Expoesía, ayudó a que creciera exponencialmente el Festival de las Ánimas y tantos otros proyectos que fueron muy criticados en sus comienzos, pero que gracias a esa visión y ese empeño de Jesús Bárez, salieron adelante, crecieron, se asentaron y hoy ya son patrimonio de la ciudad, de todos y de todas.
Con todos sus aciertos, también sus desatinos o despistes, esas 'cosas de Bárez' que le han acompañado en su trayectoria, su talante, sus maneras siempre correctas, su huida de la polémica estéril, su capacidad increíble de trabajo, su mente abierta, su capacidad de escucha y de seguir aprendiendo han sido mucho más importantes que su faceta como gestor de la Cultura. Seguramente llegará un relevo que también tendrá visión, que planteará nuevos retos culturales para la ciudad, que gestionará más y mejor que Bárez, pero lo tendrá muy difícil para igualar su impronta, su compromiso, su honestidad y su empeño.
Bárez ha sido único en un momento en el que la ciudad necesitaba de una figura que tirara del carro y ha sido un privilegio que haya dedicado tantos años a transformar la vida cultural de Soria. Me consta que hasta el último día ha estado trabajando en proyectos nuevos, en programaciones, abriendo líneas diferentes como esa 'transfusión flamenca' que traerá a la Audiencia eclecticismo y fusión. La ciudad le honrará con títulos y reconocimientos, pero el mejor homenaje siempre será participar de la vida cultural de Soria, de su legado y de lo que está por venir.